El pasado de cualquier ciudad está plagado de nombres propios. Personas que contribuyeron de manera determinante a que el destino de sus vecinos fuera uno u otro. Su aportación individual tuvo repercusiones colectivas que hoy en día conforman una misma identidad, aunque no tuvieran la oportunidad de conocerse, de compartir inquietudes, algo que de buen seguro habría sido interesante, dado que sus motivaciones fueron de lo más diversas.

En una apuesta por la revalorización de su patrimonio, la Vall d’Uixó hizo posible anoche que algunos de esos personajes se conocieran. No tuvieron que recurrir a una máquina del tiempo, sino a una visita guiada y teatralizada por los alrededores del barrio de Sant Vicent, en el estreno de una nueva edición de la programación Històries i historietes, impulsada por la Concejalía de Turismo, en esta ocasión dentro del programa de las fiestas patronales.

La pretensión de la actividad era la de hablar a los asistentes sobre los lugares y espacios que conforman esta trama urbana desde el punto de vista de las personas que vivieron en ellos. Y el resultado fue un acierto.

Los protagonistas

Mahomat Benjaufar, más conocido como Pardal, un musulmán que vivió en su momento en lo que solo era un pueblo, fue maestro de obra, pudo intercambiar impresiones con Jacinto Agustí, que cientos de años después ejerció su mismo oficio, el de maestro de obra, el segundo en la construcción del emblemático Campanar. Agustí, encarnado por el guía turístico local, José Enrique Puchol, fue el encargado de hacer las funciones de guía, tratando de «contextualizar a cada personaje en su época, buscando elementos actuales para relacionarlos con el pasado».

También participó en la ruta Josefa Daroqui, la Daroquia, que en su testamento dejó una importante cantidad de dinero para que se acabara la iglesia de la Asunción, y José Fenollosa, un abogado que se encargó de un pleito con el duque para deshacerse de la tutela feudal de la ciudad allá por el siglo XVIII.