La 39º edición del Aplec dels Ports concluyó ayer por la tarde en la Mata, después de un fin de semana de reivindicaciones, actividades culturales y conciertos. El momento más emotivo del día se vivió cuando varios jóvenes subieron al escenario para proclamar el nuevo destino de la fiesta comarcal en su 40º aniversario, Vilafranca. En este sentido, Paula Fabregat, que formará parte de la comisión, apuntó que afrontan la organización «con mucha ilusión». «Es un orgullo poder seguir con la rueda y celebrar las cuatro décadas del evento», resaltó.

Por su parte, desde la entidad responsable de la cita de este año hacen un balance excelente del encuentro. Uno de sus miembros, Javier Montserrat apunta: «Estamos muy contentos, el trabajo del pueblo se ha visto recompensado e ilusiona ver a los 173 vecinos unidos por un objetivo».

Los datos son espectaculares y más para un municipio pequeño. Más de 200 voluntarios, por encima del censo; más de un centenar de tiendas de campaña, alrededor de 3.000 vehículos en el estacionamiento habilitado y miles de aplequers que han inundado la Mata el fin de semana. Todo preparado desde el voluntariado y de forma autogestionada.

EL PROGRAMA / La última jornada comenzaba con la actuación del payaso Nandet, que provocó las risas de los más pequeños. El acto de clausura estuvo precedido de las actuaciones de Pau Alabajos y Candela Roots. Tras ellas, comenzaba el cierre, que reunió a todos los vecinos y visitantes en el escenario Carrasqueta. Los parlamentos se dirigieron a los voluntarios que se han volcado en la fiesta y a los numerosos visitantes que han ayudado a su rotundo éxito.

Tal como afirmaba Elia Calvo, miembro de la organización, «ha sido todo un reto» que han logrado «gracias a la ilusión y la unión ciudadana». «No es la celebración la que mueve todo esto, es una comarca que sobrevive pese a las muchas adversidades que afrontamos en el día a día», indicó.

Ahora, el contador ya ha empezado a girar para la celebración vilafranquina del 2018.