Tras una noche muy intensa, en la que decenas de personas se suman a la celebración de la singular Vel·la del patrón, los vecinos de la Vilavella no faltaron a una de las citas devocionales más relevantes de cuantas se organizan con motivo de la festividad de Sant Sebastià: la subida a la ermita para participar en la misa.

En la víspera se conjuga lo religioso con lo más mundano, dado que la noche que la imagen del santo pasa en el domicilio del clavario, este año el alcalde, Manel Martínez, además de los rezos intrínsecos a un acto de estas características, hay mucho de convivencia entre los participantes, conversaciones y hermandad hasta altas horas de la madrugada.

PREDICADOR INVITADO / En contrapunto, el de ayer fue un día eminentemente religioso. De hecho, Pascual Andrés, el diácono de la parroquia de la Asunción de la Vall d’Uixó y predicador invitado para realizar la homilía, destacó en su intervención que los vecinos de la Vilavella «son testimonio de fe», como pudo comprobar en persona con la gran participación en la subida a la ermita.

Andrés hizo mención a la figura de Sant Sebastià, reconociendo que dio testimonio de fe «de una forma cruenta, en su martirio», pero en contraste apeló al «testimonio anónimo», el que dan «aquellos que trabajan en favor de la fe, la fraternidad, la solidaridad o la paz, valores que se han de actualizar, porque son la mejor manera de hacer que el Reino de Dios se haga realidad a través de las cosas pequeñas».

Los actos matutinos no restaron solemnidad a la procesión general que se celebró por la tarde, con la que se cerró la programación religiosa, dejando paso a la típica feria que cada año visitan cientos de personas venidas de municipios de la comarca.