Villa del Mar regresa a sus orígenes, como mansión de recreo y fiestas privadas de la más selecta burguesía. El valioso inmueble de la Ruta de las Villas ha cerrado como restaurante y su uso pasará a ser particular. Y es que un matrimonio de ucranianos ha comprado la gigantesca casa, que estaba en venta desde hace años por una cifra cercana a los seis millones.

En la última época estaba alquilada para llevar a cabo labores de restauración y de organización de eventos. Los gerentes se despedían con nostalgia poniendo fin a una etapa desde su página de Facebook hace pocos días, tras unos años regentando el establecimiento, un referente.

Considerada como una de las más espectaculares del paseo Pilar Coloma, a partir de ahora será lugar de veraneo o temporada de sus nuevos propietarios. Al parecer, los dueños pretenden construir una casa en la parte trasera. Mientras, la intención es dejar Villa del Mar para huéspedes, fiestas, relaciones sociales... según ha podido saber este periódico.

El glamuroso inmueble está situado en primera línea de mar, marcando la separación entre las playas Voramar y l’Almadrava, en la zona que en su día fue reconocida como el Biarritz de Levante, por las villas de disfrute construidas por la más alta burguesía a finales del siglo XIX y principios del XX. En el caso de Villa del Mar, las primeras noticias son de 1891. Perteneció a Edmundo Beutel, de origen alemán, establecido en València, que la construyó para pasar allí los meses de calor. Posteriormente pasó a manos de las monjas oblatas. Llama la atención su aspecto sobrio y oscuro, con ausencia de las tan habituales terrazas, con altos pinos y palmeras que la rodean. Durante años, allí se organizaron los juegos florales, en los que en 1915 resultó reina Elisita Carpi. Durante la guerra civil albergó los comedores de los brigadistas.

Los nuevos propietarios también han comprado Villa Isabel, la casa de al lado, que también estaba en venta. La utilizarán para el personal del servicio. Y aprovecharán los terrenos de detrás para construir una piscina. Aunque más pequeña y humilde, tiene seis dormitorios, nueve camas y dos aseos. Fue levantada a principios del XX, de gran valor arquitectónico, completamente reformada, con porche y jardín.