El emperador Carnestoltes fue ayer pasto de las llamas después de gobernar Vinaròs desde el pasado 17 de febrero. La plaza de toros fue, por segundo año consecutivo, el escenario en el que escenificaron el juicio al rey de la fiesta, acto que organizó la Associació Cultural Ball de Dimonis y que contó con efectos de pirotecnia y fuegos de artificio. El evento comenzó con el velatorio, con música funeraria y réquiems, mientras las 30 reinas de las comparsas firmaban en el libro de honor entre llantos y sollozos. Después, con la sardina a hombros, representaron el juicio final y el jefe de la locura dejó su reinado entre llamas, dando paso al periodo de Cuaresma. Numeroso público llenó el recinto del coso taurino y disfrutó del acto desde las gradas, lugar emblemático de celebración de muchas galas de reinas en anteriores ediciones.

Despidieron así la 37 edición del Carnaval de Vinaròs, que ha estado marcada por la buena meteorología durante todas las jornadas, lo que ha permitido disfrutar de todos los actos programados con una elevada participación de público y que ha destacado por varias novedades introducidas por la Comisión Organizadora, como el concierto dedicado a los años 80.