Vinaròs honró este domingo en la ermita a su patrona, la Mare de Déu de la Misericòrdia, en una celebración de lo más atípica debido a las obligadas medidas de seguridad por el coronavirus, que provocó una jornada diferente y una afluencia mucho más escasa de lo que acostumbra esta festividad en la capital del Baix Maestrat.

Los actos se limitaron esta vez a la misa mayor, a las 12.00 horas, en el templo de la Misericòrdia, con aforo reducido, y la bendición del término, en la que solo pudieron participar miembros de la corporación municipal.

Por la tarde, a las 19.00 h., fue el turno de la misa en la Arciprestal, cumpliendo las normas del 50% de capacidad, con mascarillas y guardando las distancias.

Movimiento injustificado

Paralelamente, la Policía Local de Vinaròs impuso en un solo día más de 50 denuncias el sábado por incumplir el estado de alarma, tras intensificar sus controles en los accesos al municipio. La gran mayoría fue por intentar desplazarse a otra provincia, algo que aún no está permitido. El alcalde, Guillem Alsina, pidió responsabilidad a los vecinos o «todo el esfuerzo que hemos hecho hasta ahora no habrá servido para nada». «Hemos pasado de aplaudir a los profesionales que se han jugado la vida por nosotros a olvidarlo todo en pocas semanas», lamentó.