El Ayuntamiento de Vinaròs no aceptará la cesión de la antigua carretera N-340 si no se hace en unos parámetros que consideren «justos». El alcalde, Enric Pla, lo señaló ayer en una comparecencia en la cual no aportó soluciones a la falta de respuestas de Fomento. Además, y respecto de otros cambios de titularidad, como los de Peñíscola y Benicarló, ironizó: «Nos alegra que los que tienen poco trazado acepten un maquillaje institucional».

Las exigencias que reclamó son «la pavimentación en condiciones adecuadas de los 15 kilómetros de vías que pasarán a ser urbanas, la iluminación de las intersecciones y el estudio y reconstrucción del puente de la antigua N-340 sobre el Cervol».

Pla indicó que «el consistorio vinarocense va a luchar al máximo y durante todo el tiempo que pueda para heredar este eje de la mejor manera posible. No aceptamos la presión de acordar este traspaso rápidamente si no se realizan estas inversiones».

Además, consideró que el Ministerio de Fomento «está obligado a actuar primero para que esta vía pase a ser urbana». El primer edil recordó que el municipio tiene 15 kilómetros de vial que pasará a ser municipal, con una configuración especial, ya que hay tres enlaces de la vieja carretera con la N-238, la N-232 y la actual variante de la N-340, que también deben adecuarse.

deficiencias // La antigua N-340 fecha del año 1.962 y en el tramo de Vinaròs presenta deficiencias en su asfaltado y dos tramos que ocasionan inundaciones. Uno es el del puente sobre el río Cervol y otro a su paso por el barranco de Saldonar. Puntos donde es habitual la acumulación de agua.

«Fomento es responsable de esta infraestructura y de retornarla en buen estado. El Ayuntamiento no es un inversor ni puede garantizar la seguridad de puntos obsoletos. Lo que pedimos es lógico: la colaboración de administraciones para heredar la vía en condiciones», concluyó Pla.