Con muchos nervios. Así vivieron en la Junta Local Fallera de la Vall d’Uixó la celebración de uno de los actos más esperados de las fiestas josefinas y su apuesta más significativa: cambiar el destino de la ofrenda floral que ayer finalizó, por primera vez en la historia de las fallas de la localidad, en la iglesia de la Mare de Déu dels Desamparats, en la Colonia Segarra, con todo lo que ello suponía.

La idea llevaba años planteándose, pero nunca hasta ahora una junta local se había atrevido a romper con lo establecido, al entender que el lugar idóneo y natural para un acto de estas características era el templo del que es titular la patrona de los falleros. A través de la avenida Jaume I, todos los participantes recorrieron un itinerario inédito, en el cual tuvieron que sortear hasta dos rotondas en el acceso principal a la ciudad desde València.

Las ocho comisiones de la Vall, acompañadas en esta ocasión por las fiestas patronales de la ciudad --Sant Vicent y Sagrada Familia--, las de Sant Pere del Grao de Castelló y varias falleras mayores de años anteriores, protagonizaron este momento que, sin duda, puede considerarse histórico, porque nunca antes se había producido y puede marcar una cambio de rumbo en la celebración de esta programación en la localidad.

Esa misma sensación experimentaron, a buen seguro, las falleras mayores de la Vall del 2019, Laura Rubio y Carolina Sánchez, encargadas de cerrar un desfile que se completó en la emblemática escalinata que da acceso a una iglesia con tanto significado para la identidad del municipio.