Los cámpings de Benicàssim están consiguiendo la tan buscada desestacionalización al registrar una ocupación alta durante el invierno, gracias a la presencia de un gran número de turistas extranjeros, que llegan atraídos por la naturaleza y el buen clima.

Las reservas en el cámping Bonterra «este invierno se mantienen a niveles muy altos, como en años anteriores, y ha subido ligeramente respecto al año 2016», según informan desde este alojamiento turístico, uno de los tres que abren todo el año en el municipio. «Hace años que en Bonterra Park se consiguió la desestacionalización y esto se ha consolidado en los últimos años». Y así lo reflejan los datos, pues en noviembre y diciembre se situaron en torno al 70% de ocupación en las parcelas, y en los meses de enero y febrero, entre el 90 y el 100%; mientras que en alojamientos alcanzan entre un 40 y un 45%, según indicaron. Sus clientes son, principalmente, ingleses (55%), alemanes (16%), holandeses (10%), franceses (8%), españoles (4%) y belgas (3%).

En cuanto al cámping Tauro, este invierno registra una media del 85%, aunque los meses de enero y febrero prácticamente ha estado al completo, tal y como señalan desde estas instalaciones. Sus clientes son, sobre todo, ingleses y holandeses. En este caso sí han percibido un incremento de la ocupación de un 25% respecto al pasado ejercicio, que justifican con la ampliación de la zona de acampada y un mayor movimiento de extranjeros registrado por esta zona.

En el cámping Azahar ahora presentan un 32% de ocupación, igual que el año pasado. «Hemos percibido un incremento importante de franceses», destacaron. «Hace tres años no había ninguno y ahora empiezan a venir también en invierno», añaden.