Salma tiene 19 años. Es hija de una víctima de malos tratos y de su agresor, que cumplió su condena por ello. Conoce perfectamente el infierno que puede suponer la lacra de la violencia de género y, precisamente por ello, ahora ayuda a otras mujeres que han pasado por episodios traumáticos similares a seguir adelante. Esta vecina de Almassora es voluntaria del proyecto Juntes, que el Ayuntamiento, en colaboración con Cruz Roja, puso en marcha el pasado año y que ya cuenta con 20 participantes, entre víctimas y voluntarias.

Se trata de un servicio de acompañamiento. Pero es mucho más. Tal y como explicó la propia alcaldesa, Merche Galí, cuando anunció la iniciativa, se trata de ofrecerles cercanía y ayuda para llevar a cabo trámites administrativos, para ir al médico, gestionar el alquiler de vivienda o acompañarlas al banco... «En general, ser un apoyo en aquellos momentos en que no puedan sobrellevar solas su nueva situación», indicó.

Por ello, para garantizar estos acompañamientos emocionales, de atención y desahogo, el consistorio ha creado un grupo de apoyo psicosocial formado por mujeres resilientes, como modelos de referencia de superación para las víctimas, para acompañarlas en el proceso de salida de su situación de violencia de género.

«Mi madre ha conseguido dejar atrás este episodio y está muy orgullosa de lo que hago ahora», afirma Salma, que tiene claro su papel en este proceso: «Yo no estoy preparada para dar ayuda psicológica, porque no soy una profesional de este campo, ni lo pretendo, pero sí puedo escuchar y resolver dudas, porque lo he vivido; soy una voz amiga».

No en vano, prevenir recaídas a su situación de superación, crear un entorno en el que se sientan acompañadas, comprendidas y apoyadas a través de otras mujeres que han superado adversidades, así como mejorar las capacidades de las víctimas de violencia de género para avanzar en su autonomía son algunos de los objetivos de este programa.

Se trata de un respaldo individual, personalizado y flexible en todo momento para adaptarse a los diferentes casos. De hecho, reforzar las competencias personales y sociales para la vida autónoma, mejorar el autocuidado físico y emocional y reflexionar sobre la situación vivida son otras finalidades de la iniciativa. El programa se complementa con talleres y cinefórum, entre otras medidas, para socializar y crear esa red de amistad entre todas estas mujeres.

¿Cómo funciona?

Se convoca una reunión con las voluntarias cuando Servicios Sociales detecta un caso. En ese encuentro se expone la situación, se indica la demanda de la usuaria y se estudia el plan de intervención. Posteriormente, se citan con ella para evaluar las soluciones a su demanda y acordar la actuación. Por último, se aplica el acompañamiento y seguimiento de las diversas acciones pautadas. En último término, estas medidas contribuyen a que las víctimas de violencia de género tengan las mismas oportunidades.