El bien de interés cultural (BIC) de la basílica de El Salvador vuelve a sufrir agresiones por parque de jóvenes de entre 12 y 15 años que utilizan la plaza Mayor como patio de juegos de pelota y, en ocasiones, incluso de bicicleta. Las consecuencias indirectas son los ataques al BIC en forma de balonazos en la parte de la fachada existente entre una y otra puerta y micciones continuadas en el exterior del ábside.

Estas situaciones se producen, principalmente, en fines de semana, pero se agravaron hace unos días, como consecuencia del puente de la Constitución y la Inmaculada, y llegan a tal cantidad que ayer aún eran visibles las marcas de humedad generadas, al margen del fuerte olor.

La Iglesia y también los vecinos han llamado la atención a los jóvenes autores de las conductas incívicas, pero estas se repiten a plena luz del día. El hecho de que el edificio del ayuntamiento esté a escasos 10 metros y de que goza de varias cámaras de videovigilancia parece no importarles.

AL ALZA / Poco a poco, los abusos han ido en incremento y a los referidos se añaden los de subir a la base de las columnas de la entrada e incluso entrar en la propia basílica en horario de celebraciones eucarísticas, apagar y encender continuamente la luz del pasillo existente entre la puerta de la calle y la de la nave central del edificio religioso e incluso lanzar algunos gritos e improperios.

La ausencia de vigilancia policial --solo hay en las horas en que el consistorio está abierto-- permite a los incívicos campar a sus anchas y entre los desperfectos también se encuentran los ocasionados en el jardín que une la plaza Mayor con la del Pla.

La iglesia parroquial comenzó a construirse a finales del siglo XIII, con estilo gótico valenciano, por orden del Rei Jaume I, aunque con intervenciones posteriores, ya de estilo barroco (siglo XVII) y con añadidos como los de la capilla de la Comunión (siglo XVIII), entre muchos otros.