Decía Eduardo Galeano que «mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo» y en esa convicción viven cientos de miles de personas dispuestas a luchar desde su diminuta posición contra el problema global del cambio climático, a partir de la perspectiva de que lamentarse y quedarse esperando a que la gente grande desde lugares grandes dé soluciones definitivas que hasta ahora no han aportado, es el peor de los errores posibles.

25 millones de bellotas. Esa es la cantidad que se quiere plantar en todo el territorio nacional en La Gran Bellotada Ibérica, un movimiento nacional impulsado por la Red Ibérica de Guardianes del Bosque y Reforestación-Acción Network. Una propuesta que caló en un joven de la Vall d’Uixó, Vicent Estellés, quien está detrás de la Bellotada Vallera. Con su entusiasmo y compromiso, forjados desde la infancia por su propio carácter y en el Grup Scout Espadà, hizo un llamamiento con una respuesta esperanzadora.

Momento idóneo

La plantación de bellotas, tradicionalmente, debería hacerse en noviembre, pero el cambio climático que pretenden frenar modificó los planes de los voluntarios de la Vall. Esperaron a que llegara el momento idóneo, la confluencia de elementos que se ha producido estos días: bellotas maduras y terrenos húmedos.

Ayer, unas cinco familias subieron hasta la zona de Aigualit --que sufrió un incendio hace algunos años-- para iniciar su tarea. Es sencilla: buscar una zona de umbría, perforar el suelo unos 4 centímetros, introducir la bellota y cubrirla de tierra.

Dice Estellés que el número escogido no es casual. No todas las que se planten prosperarán. «Por estadística, de los 25 millones arraigarán cinco, si todos los años obtuviéramos esa cifra, el resultado cambiaría las cosas», asegura. Y por eso la experiencia de ayer solo será el primer paso de muchos más, porque hay movimientos que no tienen vuelta atrás y el compromiso de una parte de la humanidad por arreglar lo que la otra parte se empeña en destruir, cada vez tiene más adeptos por la acción.

Entre los asistentes había niños. La lección que aprenderán es que la herramienta principal contra el cambio climático es la verdadera voluntad de frenarlo, y que ser espectador a estas alturas no es una opción.

Plantan quercus suber --la alcina surera-- y quercus ilex --la carrasca--, especies autóctonas que tardarán tiempo en mostrar su arraigo. «Hasta un año puede estar una bellota haciendo raíces hasta que sale al exterior», pero lo importante no es lo que tarde, sino que mucha gente plante muchas bellotas sin atender a la duda general de «¿y qué puedo hacer yo?».