Una familia de Calicanto perdió a su perra Lila un viernes por la tarde. Se escapó de casa y no volvió. Color canela, sin raza, 14 años y microchip puesto. Una vecina la acogió en su casa hasta el día siguiente, cuando por indicación de la Policía Local de Chiva llamó a la empresa de protección animal que tiene subcontratada el Ayuntamiento de Chiva para gestionar los animales perdidos en el municipio. En concreto, Serproanimal, también conocida como El Corralet, con sede en Vinarós. Desde allí, el encargado de la recogida de animales se desplazó hasta Calicanto, a 200 kilómetros, donde recogió al animal y se lo llevaron de vuelta a Vinarós. En algún momento de la tarde o noche, el animal falleció.

Los hechos sucedieron el viernes 19 de septiembre y la odisea que esta familia ha vivido para conocer qué sucedió con su animal se ha prolongado hasta hoy. Quique Vidal, uno de los miembros de la familia, comenzó entonces con una campaña en redes sociales para tratar de encontrar a su perra. La imagen corrió como la pólvora y una vecina de la urbanización de Calicanto contactó con él porque había rescatado a Lila en la calle y explicó el procedimiento. Se la llevó Serproanimal el sábado por la mañana y por la tarde escribió al encargado que se había llevado al animal para ver si habían localizado al dueño. Según le aseguraron, el chip estaba desactivado, por lo que era imposible localizarles. "No colgaron una fotografía en las redes ni avisaron a otras protectoras o a la Policía Local de Chiva. Nada. Murió, y no tenemos ni el parte de entrada en el recinto ni el de defunción", lamenta Vidal.

El lunes, tras conocer la versión de esta vecina, la familia pudo contactar con la empresa y fue cuando les dijeron que su perra había muerto. En una semana, Serproanimal no les ha facilitado la información sobre qué le paso a su perra. Vidal asegura que murió en extrañas circunstancias por el oscurantismo con el que se ha gestionado todo y la nula información que les han proporcionado hasta hoy, una semana después. "No puedo confirmar que la sacrificaron, pero desde luego nadie nos dice qué le pasó. El lugar está en pésimas condiciones y a 200 kilómetros de nuestra casa, donde vivía Lila. Encerrada en una furgoneta, no se qué le pudo pasar".

CAMPAÑA DE DENUNCIA SOCIAL

Este lunes, Vidal ha podido tener algo más de información. La protectora se ha puesto en contacto con su madre, pero a él le han bloqueado en todas las redes sociales debido a la campaña de denuncia social que ha propagado por Instagram. No le contestan ni le dan más datos. Serproanimal y Álex Membrado, el encargado de gestionar la recogida y adopciones de animales, ha explicado que Lila falleció "por muerte súbita, no sabemos de qué, el veterinario no pudo determinar la causa de la muerte porque no había sintomatología previa", dijo a Levante-EMV.

Esa información, a priori sencilla, ha tardado en llegar a la familia. Hoy se han puesto en contacto con ellos para darles esa misma información y avisarles que el cuerpo de la perra está congelado. Ahora, Vidal y su familia valoran practicarle una necropsia y conocer por qué murió ya que nadie acierta en darle una respuesta.

Además, hay cierta confusión en lo ocurrido. La protectora asegura que el chip estaba desactivado por lo que no se pudo contactar con la madre de Vidal, propietaria de facto del animal. Mientras, en la Policía Local de Chiva le aseguraron que le llamaron por teléfono. "¿Cómo? Si el chip estaba desactivado, ¿cómo iban a localizar a mi madre? Mi madre no tiene ninguna llamada perdida de ningún número porque, además, estabamos pendientes de si alguien la encontraba", explica Vidal.

De hecho, la Policía Local de Chiva ya ha abierto una investigación para comprobar los registros de llamadas realizados desde la comisaría a fin de ver qué ocurrió. En estos momentos está el inspector comprobando todos los registros de llamadas para ver si efectivamente se llamó a la propietaria o fue una confusión. La familia ya ha contactado con el Consejo Español de Protección Animal para ser asesorados y que su causa la pueda llevar un abogado animalista.

"No voy a parar. No solo por mi perra, si no por todos los perros que pueden pasar por esta situación en Calicanto", asegura Quique. De hecho, esta protectora, que no es la primera vez que sus actividades están en el foco mediático (también se dedican a la cría de animales), trabaja con 50 municipios distintos. Tras la experiencia de esta familia, Vidal denuncia que los ayuntamientos confíen en los servicios de esta empresa que, una semana después, sigue sin explicar los motivos de la muerte de su perra Lila.