Las direcciones de varios hospitales valencianos han decidido reabrir los quirófanos por la tarde doblando turnos —el llamado autoconcierto— en un intento de contener la lista de espera quirúrgica que se halla en máximos por el obligado parón de intervenciones de los primeros meses de pandemia y las medidas anticovid que aún están en vigor.

Desde la Secretaría Autonómica de Eficiencia, que preside Concha Andrés, se animó a los diferentes departamentos a intentar retomar este programa de intervenciones extra por la tarde en todas las especialidades pero está siendo cada gerencia la que está marcando los tiempos. Así, cada hospital está decidiendo cuándo y cómo se reengancha a este programa dependiendo de la situación de su propia lista de espera y de aspectos importantes como la ocupación de camas con pacientes covid que tengan en ese momento o la reserva de plazas que deban guardar por miedo a un repunte de la pandemia.

La casuística, pues, es amplia. Así, según ha podido saber este diario de fuentes internas, en hospitales como La Fe, la gerencia ha aceptado retomar las operaciones de Traumatología en autoconcierto este próximo mes de octubre, que son las que más tiempo llevaban paradas. El paso se está estudiando, sin embargo, en otros hospitales de la capital como el Doctor Peset, el Clínico o el Hospital General de València. Desde la Conselleria de Sanidad han evitado concretar en qué centros se había retomado ya al completo este programa y en cuáles no.

Y es que el parón de este tipo de intervenciones se está notando, y mucho, en la lista de espera quirúrgica. El tiempo que un paciente espera para pasar por quirófano de algo no urgente (aunque muchas veces doloroso o invalidante) como unos juanetes, una operación de cataratas o implantarse una prótesis de rodilla es de 157 días. Son dos meses más que la espera que había en marzo, cuando el coronavirus puso patas arriba el sistema sanitario. Además, son más de 33.000 los que llevan pendientes de entrar a quirófano más de seis meses.

Precisamente Traumatología, la que más tarde va a retomar el pulso en quirófano, es la especialidad que más pacientes tiene en lista de espera: 19.357 al cierre de agosto, uno de cada tres de los que hay en lista. Durante el verano y cuando la situación de la pandemia se estabilizó, los propios hospitales fueron «rescatando» a los pacientes con mayores problemas que están en lista de espera pero abriendo hueco en los quirófanos en las jornadas normales y no aplicando en sí el autoconcierto, que implica una sesión «extra» de trabajo por la tarde, duplicando el ritmo de trabajo. Estos rescates sí que han ayudado a que, en este tiempo, la lista se fuera aliviando, al menos, en acumulación de pacientes no así en tiempos de espera.

Ahora, con la segunda ola «estabilizada» y con previsión de reserva de camas mediante, es cuando los hospitales van a intentar reimplantar las sesiones de tarde totalmente. Hasta ahora, en la mayoría de centros se había retomado el autoconcierto para las pruebas diagnósticas (TACs, colonoscopias o resonancias) que también acumulaban retrasos o en aquellas operaciones que se podían resolver de manera ambulatoria, es decir, sin necesidad de ingreso.

El problema es que en pocas especialidades se puede aplicar autoconcierto de forma completa solo con intervenciones sin ingreso. La más beneficiada de esta forma de trabajar acoplada a los tiempos de pandemia ha sido Oftalmología. La mayoría de intervenciones como la de cataratas, que es la más demandada de toda la lista de espera, sí se puede realizar sin ingresar a los pacientes. Esta, y las derivaciones a clínicas privadas a través del plan de choque, es una de las razones por las que precisamente la lista de espera para operarse de cataratas se haya resentido por la pandemia pero ha mejorado en días de espera desde junio: la demora ha bajado de 131 a 114 días en agosto .

Tuvo unos inicios difíciles por la falta de acuerdo en lo que se iba a pagar por cada operación, pero una vez se implantó, el autoconcierto (el operar por las tardes con equipos y recursos de la pública) se estaba afianzando como una buena opción para desatascar la lista de espera y no fiarlo todo a mandar pacientes a la privada por el plan de choque.

De hecho, y según cifras de la Conselleria de Sanidad, en 2019 las operaciones vespertinas sacaron de la lista de espera a 26.758 pacientes, un 24 % de las que se habían hecho un año antes. Además, los hospitales públicos operaron más en las especialidades donde había más lista de espera: el 23 % de las intervenciones fueron de Oftalmología, una de las más demandadas, el 22 % de Cirugía General y un 18 % de Cirugía Ortopédica y Traumatología, la que más pacientes acumula siempre.

La buena marcha del plan en 2019 fue tal que superó a las operaciones que se hacían en la privada a través del plan de choque. El mismo año se enviaron a clínicas privadas casi 36.000 intervenciones pero solo se hicieron cerca de 15.000, por el alto porcentaje de negativas de los pacientes a operarse fuera de su hospital.

Para este año 2020, Sanidad había decidido poner más dinero para permitir que esta forma de reducir la lista de espera siguiera creciendo (hasta 21,2 millones de euros) pero la llegada de la pandemia truncó todas las expectativas.