El jefe seguridad de Metrovalencia en el momento del accidente del 2006, Arturo Rocher, denunció ayer que se presionó y adoctrinó al personal de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) e incluso se le metió “miedo” ante sus comparecencias en la comisión parlamentaria de ese año, diciéndoles que podían ser despedidos o acabar en la cárcel.

Durante su intervención en la nueva comisión de Les Corts que analiza el accidente que costó la vida a 43 personas, aseguró que hubo dos reuniones con responsables de la consultora HM&Sanchis en las que “el primer día y en el primer momento” se les dio un documento con lo que tenían que decir y lo que estaba prohibido. En la documentación se decía que debían transmitir que la causa había sido el exceso velocidad; que no había habido deficiencias técnicas ni dejación de responsabilidades, y que la línea era segura.

Además, destacó ayer que en FGV había “más interés por ocultar que por saber” la verdad y que durante la custodia del vagón siniestrado se detectaron intrusiones nocturnas “extrañas” de trabajadores de la empresa.

Por su parte, el jefe de estación de Valencia Sud, Juan García, recibió una carta de la gerente de FGV, Marisa Gracia, en la que le pedía que evitara perjudicar a la firma en su declaración. H