El president de la Generalitat, Ximo Puig, y el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, han reclamado un nuevo sistema de financiación autonómica que blinde los servicios públicos básicos que prestan las comunidades autónomas y equipare a los ciudadanos, independientemente de donde residan.

Ambos presidentes autonómicos suscribieron ayer, tras reunirse en el Palau de la Generalitat, una declaración conjunta sobre la reforma del sistema de financiación, en la que coinciden en la «insuficiencia» de los recursos asignados por el actual modelo para dedicarlo a los servicios públicos. El nuevo sistema, según opinan, debe proporcionar estabilidad a la financiación de la sanidad, la educación y los servicios sociales, y debe asegurar la aplicación efectiva de la lealtad institucional entre el Estado y las comunidades autónomas.

El president de la Generalitat ha afirmado que no van a «bajar los brazos» ante estas reivindicaciones, en tanto que García-Page ha manifestado que el Gobierno está «totalmente agarrotado», una postura «propia de quien en los grandes problemas juega a lanzarlos a la generación siguiente». También han coincidido en que es necesaria una armonización fiscal que evite la competencia desleal y en que se eliminen las entregas a cuenta del Gobierno a las comunidades como elemento «de chantaje político».

En este sentido, han denunciado que el esfuerzo en la reducción de gasto público ha sido desigual entre las administraciones. Por otro lado, Puig ha insistido en que acordar posiciones dentro del debate de la financiación no es «ir contra nadie, sino a favor del sistema autonómico y de los ciudadanos», y ha criticado que el incumplimiento del Gobierno de cambiar el sistema en el año 2017 conlleva «un desgaste» en la confianza en las instituciones. «Se trata de cumplir las leyes y la Constitución; existe el (artículo) 155, pero también el 156», ha manifestado Puig.

Por su parte, García-Page se ha mostrado «escéptico» ante un Gobierno «agarrotado», con el que las comunidades se han comportado de forma leal en el conflicto de Cataluña pero no pueden estar «permanentemente a la espera» para abordar la cuestión. «Ni Cataluña puede ser la excusa para Rajoy en la solución del problema», ha agregado. A su juicio, ahora comienza un ciclo en el que hay que tratar los problemas desde una cooperación entre las autonomías, mientras que el presidente valenciano ha defendido una relación y una intercomunicación más efectiva entre las diferentes regiones.