El líder del PSPV, Ximo Puig, quiso dar ayer carpetazo a la cuestión de las presuntas irregularidades en las cuentas de su partido al asegurar que «no hay ninguna trama, ni financiación irregular, ni nadie que se haya aprovechado del dinero público», como según puso de manifiesto, sostiene la jueza instructora.

En un comité nacional que aplazó la aprobación de los estatutos del partido para evitar nuevos roces internos, añadió que no tienen «nada que esconder» y que son un partido «honrado» que siempre «da la cara».

En clave directamente preelectoral, Puig hizo un llamamiento a los militantes a trabajar «pueblo a pueblo y barrio a barrio» para generar confianza y que el PSPV consiga «el mayor peso electoral posible», porque el horizonte permite ahora «soñar en que el momento valenciano» tenga un «gran recorrido».

De hecho, aseguró que la formación que dirige no quiere ser el primer partido de la izquierda en la Comunitat Valenciana, sino «el primer partido valenciano», y lo pueden lograr porque, entre otras cosas, han cumplido la palabra dada. El líder del PSPV ha aseverado que este es «el mejor momento» del socialismo valenciano de los últimos 23 años, algo que «no es poco, pero no es suficiente», pues queda «casi todo por hacer» y hay que trabajar para que esta legislatura no sea «un paréntesis entre dos nadas».

un año decisivo // Puig hizo hincapié en que el próximo año va a ser «decisivo» y ha asegurado que se está «en el camino correcto» y que los socialistas pueden salir a la calle «con honestidad» y decir que «el cambio se cumple», a veces «más tardíamente» de lo que quisieran en su partido, pero que al final «se cumple».

El líder del PSPV ha asegurado que el futuro es «esperanzador», de forma que, por ejemplo, cuando acabe la legislatura, la tasa de paro será del 13%, frente al 23% que había en 2015, y que el socialismo valenciano «ayuda a pegar la sociedad», a unirla, y no quiere «romper con nadie».

Puig se hizo referencia asimismo a la falta de inversiones y de financiación autonómica, e hizo una advertencia: «No vamos a bajar los brazos, nunca».

Sobre la crisis en Alicante, reivindicó que, cuando se quiere la regeneración, a veces hay que tomar decisiones «dolorosas», pensando siempre en el bien de la ciudad y no del partido, porque el interés general está por delante, y aseveró que no van a «hacer trampas, como tantas veces ha hecho el PP», concluyó.