La exalcaldesa de Valencia Rita Barberá ha comparecido este jueves por primera vez ante los medios de comunicación, treinta días después del inicio de la Operación Taula, que ha conllevado las declaraciones como investigados por presunto blanqueo de varios concejales y asesores de su equipo de gobierno.

La rueda de prensa de Barberá, celebrada en la sede regional del PP en Valencia y convocada con solo dos horas de antelación, ha generado una enorme expectación entre los medios de comunicación, que bastante tiempo antes de la hora prevista han ocupado la sala de prensa y han preparado conexiones en directo.

Ataviada con un conjunto blanco, blusa roja y su habitual collar de perlas, Barberá ha hablado durante casi una hora, en la que primero ha expuesto sus argumentos y después ha atendido a las preguntas de los periodistas, que en algún momento ha sido necesario organizar para que no se solaparan.

Barberá, quien ha explicado que su objetivo era "poner las cosas claras", ha negado la existencia de ningún blanqueo de dinero, de mordidas o de amaños, ha calificado de falso todo lo que se ha dicho de ella, y ha asegurado que no dimite, pese a las "ansias irrefrenables de la izquierda", porque no ha cometido ningún delito.

Tras la "avalancha" de explicaciones, como ella mismo afirmado, que le han pedido en este mes, la senadora ha defendido que ha guardado hasta ahora "prudente silencio", porque desconoce el sumario, aunque ha considerado que se han producido dos circunstancias para salir de su silencio.

La primera, que ya han acabado de declarar ante el juzgado los concejales y asesores por el "insólito presunto delito de blanqueo" en el grupo popular, y la segunda, que se ha separado el caso Imelsa del supuesto blanqueo, lo que a su juicio le "da la razón" en que ambas cuestiones no tienen "nada que ver".

Se ha preguntado por qué se le trata "con mayor crueldad" que los casos de corrupción "milmillonarios" de Cataluña, se habla de ella y no de los ERE de Andalucía o no se pregunta a diario a Pedro Sánchez por la corrupción en su partido, y ha lamentado que haya ocupado más páginas y tertulias que la formación del nuevo gobierno de España.

También ha tenido palabras para los compañeros de partido que le han pedido explicaciones o incluso le han dicho que se vaya, a los que ha encontrado "precipitados", en unos casos "por juventud" o en otros por el "complicadísimo momento", mientras que ha dado las gracias a quienes han salido en su defensa.

Sobre los rivales políticos, ha aconsejado a "la izquierda radical antisistema", cuyo modo de actuar es "propio del más rancio comunismo", que lea a Gramsci, y a Ciudadanos, que habla de un "halo de pestilencia", les ha dicho que eso le suena "a los rumores sobre su financiación".

A quienes le califican de "todopoderosa", ha recordado que en los escándalos sobre la financiación del PSOE o en el terrorismo de Estado con los GAL Felipe González "se enteraba por los periódicos", y ha reclamado también que no se le compare con Esperanza Aguirre, que ha dimitido de su cargo orgánico, pero no del institucional.

Barberá ha confesado el "inenarrable dolor" que ha vivido estos días, hasta el punto de que ha dado "gracias a Dios" de que sus padres ya no vivan, y en la línea de la rueda de prensa de Francisco Camps del pasado lunes ha lamentado "tanta barbaridad" y que no se respete el Estado de derecho.

Incluso ha hecho propuestas, como que se legisle "muy seriamente" sobre las filtraciones de los sumarios secretos y se recupere la presunción de inocencia

La exalcaldesa, quien ha recordado que lleva 40 años en el partido, se ha preguntado qué daño habrá hecho en sus 24 años de gobierno para concitar "tanto odio y resentimiento" -momento en el que ha recordado unas palabras de Marañón- y ha pedido a los ciudadanos que no duden de ella.

"Creo que he dado explicaciones más que suficientes, más que claras", ha concluido Barberá, quien ya fuera de micrófono ha pedido entre risas que la prensa no haga guardia a la puerta de su casa, o los vecinos la tirarán.