Al inicio de la desescalada, el Ministerio de Sanidad fijó en 48 horas el límite máximo de tiempo que debía transcurrir entre la presencia de síntomas de covid en un paciente y la notificación del resultado de la PCR por parte de cada autonomía. Esos dos días es el plazo que, en el mejor de los casos, tarda la Comunitat Valenciana. En el peor, el diagnóstico se puede dilatar hasta cinco días. Así lo reflejan los datos del último informe sobre la evolución de la covid publicado por el Instituto de Salud Carlos III. Según su última entrega, con datos hasta el 30 de julio, la mediana (el valor central de una serie) es de tres días. Con esta fórmula matemática se evitan distorsiones en caso de que las cifras recojan algún valor muy alto o muy bajo.

Los expertos establecen en esas 72 horas el máximo de tiempo aceptable. Esta capacidad de diagnóstico es vital para desarrollar el rastreo de casos, que se profundiza cuando ya se cuenta con la confirmación de que una PCR ha sido positiva. Hasta entonces, se hace un seguimiento de los contactos estrechos de la persona sospechosa y se les solicita que se aíslen en sus domicilios, pero es ya con el positivo confirmado cuando la investigación se torna más férrea. Cada hora cuenta.

Menos casos perdidos

El estudio también revela que la Comunitat Valenciana pierde el rastro a un 32,5 % de los casos. Hace dos semanas ese porcentaje era del 37,2 %. Pese al avance y aunque ese 32,5 % de positivos 'perdidos' mejora la media nacional (España ignora el origen del 44,2 % de los casos), hay ocho comunidades por debajo de esta cifra. Es decir, que rastrean mejor que la Comunitat Valenciana.

Ese ligero aumento de la efectividad llega en pleno ascenso de la pandemia. Los positivos se han multiplicado casi por seis entre junio y julio, provocando también una mayor carga de trabajo en los rastreadores. Así, el informe del 17 de julio contabilizaba 775 casos en la Comunitat desde el 11 de mayo, de los cuales se perdía la trazabilidad de 288. Ahora, dos semanas después, los casos se han multiplicado casi por tres hasta los 2.060, y se ignora el origen de 669. Se han reducido un 5 % los positivos sin ningún contacto conocido mientras se han disparado los contagios en un 77,7 %.

La bajada ha sido similar en todo el territorio nacional, donde se ha menguado este porcentaje de casos perdidos del 49,6 % al 44,2 %. Euskadi es la autonomía a la que menos se le 'escapa' el rastro del virus (8 %), seguida de Andalucía (13,7 %), Aragón (15,8 %) y Canarias (16 %). Madrid, Murcia, Castilla y León y Extremadura también mejoran la detección valenciana pero ya en índices más parejos. Y lo hacen con menos recursos, ya que la Comunitat Valenciana es la autonomía con mayor número de sanitarios dedicados a labores de rastreo (1.008 y 85 en camino de incorporarse) y la tercera si se introduce la variable poblacional: cada profesional abarca a unas 4.936 personas.

En cuanto a los contactos identificados por caso, el informe refleja una mínima mejoría de la Comunitat. Si hace dos semanas se detectaban entre dos y seis, ahora se llega hasta los siete. En cualquier caso, la mediana, sigue en cuatro, igual que hace dos semanas. Nuevamente, es ligeramente superior a la media española, que ha retrocedido de cuatro a tres.

Mejorar el rastreo en pleno aumento de casos no sucede en todas las autonomías. De hecho, según el Carlos III, siete comunidades identifican más casos y ocho, menos que hace dos semanas. Entre las que han empeorado sus ratios se encuentran dos de las más afectadas por la pandemia en estos momentos, Aragón y Cataluña. En ellas se ha llegado a la temida transmisión comunitaria, lo que ha obligado a efectuar test masivos ante la ineficacia del rastreo en esta coyuntura. El otro gran enemigo del rastreo es el ocio nocturno. Ante estos focos pierde el sentido, debido a que no existen vínculos entre los asistentes a pubs o discotecas. Por eso los expertos recuerdan con insistencia los peligros de estos locales y piden extremar precauciones.