El secretario general de la Unió de Llauradors i Ramaders, Ramón Mampel, solicita que la futura ley de estructuras agrarias de la Comunitat Valenciana incorpore compromisos presupuestarios para garantizar la aplicación de las medidas que recoge.

Mampel, que compareció en la comisión de Agricultura de Les Corts para exponer la opinión de la Unió sobre este proyecto de ley, aseveró que es necesaria una ley adaptada a la «realidad actual y los retos» de futuro, que no tienen «nada que ver» con la legislación actual en esta materia, de 1995 y 2002. Insistió en que, sin presupuesto, la ley solo servirá para «ocupar un lugar en el Diari Oficial de la Generalitat», y alertó de que el sector necesita «más que nunca» una norma que esté consensuada con todos los grupos parlamentarios y con el sector, pues está en juego su futuro.

El secretario general advirtió que a diario se pierden en la Comunitat, de media, 4,55 titulares de explotaciones agrarias y ocho hectáreas, e hizo hincapié en el envejecimiento de este sector, donde solo el 4% tiene menos de 40 años y la mitad supera los 60 años. En su opinión, la pérdida de la superficie agrícola se debe a una rentabilidad a la baja de la agricultura, lo que lastra la competitividad, e indicó que al abandono de las tierras se suma la alta fragmentación de la propiedad o la carencia de una cultura de gestión económica común.

«El sector necesita un viraje y una adaptación de las estructuras agrarias para ser más competitivos», afirmó Mampel, para quien hay que favorecer la incorporación de profesionales y evitar el abandono de la actividad.

Agradeció que la futura ley ponga en el centro a los profesionales del sector agrario, pero considera que uno de los capítulos «más conflictivos» es el que se refiere al suelo agrario infrautilizado. Mampel aplaudió que se cree un mapa agronómico, que puede servir de base para ayudar a los agricultores a tomar decisiones sobre cambios en los cultivos, así como una red de tierras, un «buen instrumento» para cruzar la oferta y demanda de parcelas, que puede ayudar a dar uso a suelo agrario infrautilizado y a que accedan profesionales.

«Nos gusta porque pondrá sentido común y orden al boom de bancos de tierras municipales, que han crecido como rovellones y que son de dudosa utilidad», afirmó. Respecto al apartado referido a la gestión común, Mampel dijo que es una evolución en positivo de iniciativas similares que «no han cuajado».