La semana pasada escribía sobre las excelentes mazas de plata que labró el orfebre Francesc Eva en 1595, guardadas hoy en las vitrinas del Ayuntamiento de Castellón que adornan el vestíbulo de la casa consistorial y son porteadas por los maceros en las ocasiones en que comparece la corporación municipal en forma oficial y solemne. Al parecer el tema hizo gracia a algunos lectores, porque se me ha preguntado por él, al extremo de verme obligado a ampliarles la información, hecho que ahora doy a la estampa, por si alguien más se siente interesado. Pues bien, en mi texto de hace ocho días, paralelamente, también se escribía de las gramallas que lucen estos funcionarios municipales y que en los siglos XVI y XVII, asimismo constituían la vestimenta de los munícipes.

A este respecto convendrá señalar que el 12 de abril de 1621 el Ayuntamiento, queriendo solemnizar la asistencia de sus miembros a actos públicos en los que compareciera “bajo mazas”, acuerda que “el Batlle, justicia, advocat de la vila, mustaçaf, sequier, síndic, escrivà, assessor del justícia i jurats”, se engalanen con gramallas, así como los oficiales y “verguers”, aunque tejidas las de estos últimos, con tela de menor calidad. Hasta el siglo XIX, como muestra alguna amarillenta fotografía, se mantuvieron estas galas, como vestimentas corporativas. Curiosamente, los munícipes dejaron de lucir las gramallas cuando los maceros fueron cuatro, confeccionándose por el platero Francisco Fabregat dos cetros nuevos, similares a los del siglo XVI, en 1864. H