Tomar tranquilamente un café hoy puede tener serios efectos secundarios para el medio ambiente, a consecuencia de la gran expansión de los nuevos envases que, a modo de cápsulas monodosis, han llegado en los últimos años a la mayoría de las cocinas, establecimientos hosteleros o los lugares de trabajo. Casi uno de cada cinco castello-

nenses se confiesa actualmente consumidor habitual de este tipo de productos, que se mueve entre la exclusividad que marcan cuidadas boutiques de céntricas áreas comerciales a las estanterías de los hipermercados orientadas al gran consumo.

Este fenómeno, que no ha parado de crecer en la provincia de Castellón en los últimos cuatro años, coincide ahora con las dudas que se vierten sobre sus efectos en el medio ambiente, ya que las cápsulas son difíciles de reciclar debido a que, generalmente, están hechas de una mezcla de plástico con aluminio. Además, las cápsulas contienen un promedio de entre seis a tres gramos de café, por lo que la relación envase producto para los ecologistas resulta, cuanto menos, “sorprendente”.

Mientras desde las principales marcas se intenta corregir este aspecto, con la promoción de buenas prácticas para el correcto reciclado de estos productos o la recogida selectiva de los envases en los propios establecimientos, gana peso una corriente de opinión que, en algunas regiones y departamentos de Europa, especialmente en Alemania, Gran Bretaña o Francia, ya han dado la alarma e, incluso, instan a limitar la compraventa de estos envases.

Por otro lado, los productores, especialmente nacionales, han comenzado a corregir la composición de estas cápsulas con material respetuoso con el medio ambiente. En la provincia de Castellón, atendiendo al consumo medio por población, se calcula que al año se gasta una media de casi un millón de cápsulas, destacando que, por lo general, “poco más del 60% puede ser recicladas”, de ahí la reclamación de los conservacionistas.

Los últimos datos señalan que el consumo medio español de este tipo de productos está hasta ocho puntos por encima de la media europea y ya lidera el ránking mundial. La nueva modalidad de cápsulas, cuya comercialización en el mundo comenzó hace poco más de una década, ha disparado un consumo cada día más exigente y que ha sido alentado por una creciente especialización, con la llegada de nuevas variedades, entre las que destaca el Arábica, habitual en uno de cada cuatro cafés que se sirven en la provincia. H