Hace escasos días saltó la voz de alarma en el mundo del toro. La legendaria ganadería de Conde de la Maza ponía fin a 65 años de historia. Una de las divisas más encastadas del momento, ninguneada por las figuras del toreo, pero bastante apreciada por los aficionados más toristas, acabó en el matadero y con ella la Tauromaquia perdía un patrimonio genético de alto valor.

Sin embargo, los últimos toros criados en Cortijo Arenales no morirán con música en una plaza de toros, sino que lo harán en las calles de la provincia de Castellón. Y es que los únicos animales que quedan marcados con este emblemático hierro, en concreto nueve toros y dos novillos, pastan desde hace más de un mes en la finca Sanchis-Piquer de la Vall d’Uixó, una explotación ganadera con 40 años de historia que abastece de toros cerriles a muchas de las poblaciones de la provincia. «Sabíamos la situación en que se encontraba la ganadería, nos interesamos, fuimos, nos gustó lo que vimos y lo compramos», señala José Manuel Piquer Sanchis, quien, junto a su hermano Alberto, continúa con el negocio familiar de la compra y venta de toros. Dos jóvenes que fruto de su afición mantienen vivo el cebadero de reses bravas más antiguo de la provincia de Castellón, que impulsaron en su momento su padre, José Manuel Piquer, junto a su abuelo Antonio Sanchis, más conocido como el tío Colom.

Mucha afición y visión de negocio, puesto que la finca situada a orillas del río Belcaire se ha convertido en lugar de peregrinación de peñas y aficionados que no quieren dejar pasar la oportunidad de adquirir uno de los últimos toros de la divisa roja y negra. «De momento, ya hay dos comprometidos que se exhibirán en esta provincia la próxima temporada, aunque por ahora prefiero no desvelar el nombre», asegura Piquer. El resto no tardará en encontrar destino. El conjunto, serio, con cuajo y de imponente presencia, llama la atención. Hay toros «fuertes», como un castaño número 64, que, según su actual propietario «es el más espectacular». Luego, hay otros, como el 9, 38 ó 66 «que son más armónicos, preciosos».

Dolor en el campo bravo

La desaparición de la ganadería de Conde de la Maza no es un caso aislado. Hierros legendarios como Alonso Moreno de la Cova, Sánchez Cobaleda o Guardiola, entre otros, tomaron en los últimos años el mismo camino que la divisa de Morón de la Frontera. «Prefiero no decir nada, no tengo ganas de cargar contra unos cuantos. Tampoco somos los únicos que hemos acabado quemados», afirma con resentimiento Leopoldo Sainz de la Maza, representante de esta vacada cuya finca y hierro están en venta. «La decisión es desprendernos de todo», dice.

No le apena que sus últimos astados sean corridos en los festejos populares, al fin y al cabo, en esta tierra siempre encontró el reconocimiento y la categoría que le negaron las plazas de toros.

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