A los castellonenses parece que les interesan y les entretienen en sobremanera los relatos sobre los primeros tiempos de la ciudad de Castellón, inmediatamente siguientes a la reconquista. A este respecto, es significativo constatar que para animar la repoblación de emigrantes cristianos en el territorio, Jaime I, en ocasión de su visita a la asimismo reconquistada villa de Onda el 22 de febrero de 1252, concede a los moradores de las alquerías castellonenses de Benihayren, Benimarhua, Almalafa, Binaciet y Taxida, una serie de franquicias y liberalización de determinados impuestos de vínculo feudal, entre ellos el de cabalgada. Es decir que redimió a nuestros antepasados de la obligación «de hacer la mili». No se sabe con exactitud donde estarían localizadas algunas de estas alquerías, pero como varios de esos topónimos islámicos todavía designan partidas del actual término castellonense, no sería de extrañar que su localización estuviera cercana a la confluencia del «Caminás» con los senderos de su nombre que bajan hacia el mar.

La más occidental ubicada, respecto del eje de esa antigua vía, era Benirabe, donde nació el originario Castellón. Precisamente, para conocer de primera mano el resultado de su acción política, Jaime I visitó nuestra ciudad el 7 de julio de 1258. Su estancia hubo de ser breve, puesto que estaba en la ruta de un viaje a Barcelona.

*Cronista oficial de Castellón