Hay tontos, incluso muy tontos, hay gente tóxica y están estos. Quizás no sean tus amigos de verdad, aunque te engañen y te lo creas, pero por unas cosas u otras están cerca de ti. Son muchos y no es fácil evitar caer en sus redes negativas. Suelen reunir una o varias de las siguientes características: poco cerebro, mucha malicia, tontería, agresividad, inflexibilidad, celos, paranoias, baja autoestima, envidia, auténtica frustración, resentimiento, manipulación, egoísmo, dependencia emocional, quejas constantes, críticas destructivas, reflejo de culpas, falta de palabra, ausencia de empatía, hablar y no escuchar, cotilleos, intentos de contagiar su actitud, mentiras, excusas, arrogancia, victimismo.

Su problema es la actitud, siempre negativa y maliciosa y lo que constituye la base de la toxicidad que suele ser la envidia y los celos. Los efectos que esta gente produce sobre los demás son fatales: dañan tu salud mental y física, provocan estrés, agotamiento, frustración y depresión, te contagian la negatividad y te llevan por el mal camino, haciéndote perder muchas cosas que merecen la pena y que no valoras lo suficiente. Te roban la energía, te limitan y te amargan la vida. La solución parece fácil, mandarlos a la porra, pero a la hora de la verdad no lo es tanto. Algunas cosas que puedes hacer: pon límites, no entres en su juego, comunícate de modo educado, usa el humor y la educación, apóyate en los que te quieren de verdad. Pero que no te manipule, no te dejes arrastrar. Si es imposible de aguantar, ignóralo y vive tu vida. Los amigos se eligen, quédate con los buenos.

*Notario