Vendría a definirse como aquella parte del AVE que no llega a ser un todo. Un trocito para que saciemos nuestra hambre, vamos. Por otro lado, el racionamiento, es decir, la entrega de raciones a la población en época de escasez. No dudo que estamos en época de escasez en cuanto a las inversiones públicas. Por otro lado, en la provincia de Castellón somos apenas medio millón de almas sin influencia política en la capital de España o en Valencia.

Y por eso no nos han construido un AVE como Dios manda. Nos han metido un tercer hilo en medio de una de las vías de los trenes de Rodalies, y solucionado. Nos complican un poco más la movilidad ferroviaria de los miles de trabajadores y estudiantes, pero solo eso. A los castelloneros todo nos da igual y no nos quejamos nunca.

Pero el detalle de la importancia que le dan a la provincia está en las locomotoras y coches que para esa línea de AVE nos ha puesto el Gobierno de España. Son trenes con solera, que cualquier coleccionista de trenes querría para su colección. O que la Asociación Amigos del Ferrocarril de Castellón tendrá la oportunidad de estudiar en profundidad cada vez que se averíe (en unos 15 días ya se ha AVEriado tres veces incluida la del día de la inauguración).

Estaremos orgullosos de tenerlos en el futuro Museo del Ferrocarril de Castellón en Benicàssim. De momento podrían ser la joya del Parc del Trenet del Ferrocarril de Farja.

Por las velocidades que se están consiguiendo, y por los vagones históricos que nos han endosado, está claro que lo nuestro no es un AVE, es solo un trozo de AVE. Es una AVE… ración.

*Abogado. Urbanista