El puerto de Burriana acoge a uno de los tres barcos que utiliza la oenegé Médicos Sin Fronteras (MSF) para salir al rescate de los refugiados que intentar cruzar el Mediterráneo y llegar a Europa procedentes de países que se encuentra en guerra. En concreto, en la ciudad está el Dignity I, la más pequeña de las tres embarcaciones del colectivo, que llega después de realizar labores humanitarias entre el norte del Líbano e Italia.

La nave todavía estará cerca de un mes en la localidad, puesto que está siendo sometida a una profunda adecuación. Los primeros días, los trabajos realizados se centraron en el casco del buque, por lo cual fue necesario sacarlo del agua para soldar y reparar algunas zonas que estaban afectadas por el paso del tiempo.

No obstante, ahora, el Dignity I ya ha vuelto al que es su hábitat natural y las faenas de los operarios se centran en desarrollar mejoras que faciliten la estancia de los emigrantes, ya que estos pueden llegar a estar hasta dos días enteros en alta mar. Así, la cubierta, que hasta ahora era de madera y estaba permanentemente húmeda, se esta cubriendo con un plástico aislante y se está trabajando también en el comedor, para hacerlo más confortable.

5.000 RESCATES // Durante los meses que ha estado en alta mar, la embarcación ha conseguido recoger a más de 5.000 personas (20.000 entre los tres barcos de MSF). Entre los servicios efectuados se cuentan el salvamento de varios menores de edad, la cura de heridas de bala o la solicitud de evacuación en helicóptero de personas a las que no podían subir a bordo.

El barco tiene 50 metros de eslora y capacidad para llevar a 350 personas, además de los miembros de la tripulación y de la entidad, es decir, otras 20. Antes de tener este uso, la nave era utilizada para realizar evacuaciones de plataformas petrolíferas, hecho que precisamente motiva que sea necesaria una remodelación. La coordinadora de operaciones de rescate de esta organización humanitaria, Paula Farias, explica que el año pasado tuvieron “que hacer el trabajo que hasta ahora realizaba la Unión Europea bajo la denominación de operación Mare Nostrum”, y lamenta la retirada de este procedimiento por parte de la Unión. “Solo durante el 2014 consiguieron recoger a más de 170.000 personas, pero aun así decidieron retirar la iniciativa. La Unión Europea está invirtiendo mucho dinero en el control de las fronteras, pero no asume que la búsqueda y el rescate de estos refugiados son su responsabilidad y, simplemente, espera que el Mediterráneo haga de barrera”, lamenta.

REFUGIADOS // Las personas que son rescatadas por esta embarcación son “refugiados de guerra”, por lo que no buscan solamente una mejor situación económica sino huir de zonas de conflicto, donde sus vidas corren peligro. Es ahí donde esta militante focaliza sus críticas en una estructura comunitaria que cree alejada de los valores que habían caracterizado su construcción desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Para Farias, no es una cuestión política sino una “obligación moral”. H