Una conocida marca de calzado acuñó un eslogan que bien valdría para definir el tesón que algunas personas demuestran a la hora de hacer que la igualdad entre todos los seres humanos sea una realidad, y no solo por lo que respecta a la que se espera en cuanto al género. Impossible is nothing (Nada es imposible). Ese es el lema, alejado en este caso de las famosas tendencias de márketing donde parece que todos los obstáculos son superables con una sonrisa. Nada es imposible si hay gente dispuesta a arrimar el hombro, a hacerlo posible, y esa es la esencia de la asociación Estem de Nules, donde la diversidad funcional es la razón que les mueve.

Julia Pastor lleva casi 15 años entregada al trabajo altruista por hacer real la integración de quienes presentan carencias psíquicas o físicas en su más amplio espectro. Hace un año, respaldada por mucha gente que vive con su mismo espíritu luchador, crearon una asociación con la que han logrado visibilizar a un grupo de personas de Nules, vecinos como cualquier otro, que requieren de atenciones especiales por sus necesidades particulares, pero pueden formar parte de la agenda social, cultural o deportiva de su municipio, porque cualquier limitación solo existe en mentes atrapadas en el no puede ser.

El mejor ejemplo y más reciente es el proyecto que están desarrollando en el Espai Verd puesto en marcha por el Ayuntamiento la pasada legislatura. Una zona donde las familias pueden acudir, en pleno casco urbano, a recuperar el contacto directo con el entorno, cultivar, trabajar con plantas, con técnicas ecológicas. Pura pedagogía medioambiental. Los integrantes de Estem participaron en algunas actividades «y las disfrutaron mucho», de ahí que los responsables de la asociación, acostumbrados a llamar a todas las puertas para pedir un pequeño empujón que les ayude a tener acceso a lo que el resto de la población opta sin mayores dificultades, pidieron al Ayuntamiento si podrían adaptar un espacio para que cualquier persona con diversidad funcional pudiera entretenerse en plenitud de ese Espai Verd.

Un gran resultado

La petición se ha convertido en una mesa «que parece sencilla, pero está muy pensada», explica Pastor, para que una persona en silla de ruedas, con una movilidad especial, pueda acceder, tocar la tierra, plantar... Hace unos días la estrenaron y el resultado «no ha podido ser más positivo», asegura.

Con síndrome de Down, con parálisis cerebral, con cualquier trastorno del espectro autista, han trabajado juntos para plantar fresas, cebollas... «El Ayuntamiento nos facilitó la mesa y la Cooperativa Agrícola San José la tierra», destaca la presidenta de Estem.

Y así, con pequeños gestos, un año después de su creación, la asociación y sus 19 integrantes son tan anormales como cualquiera de nosotros.

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