Tres investigadores del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal, ubicado en la playa de la Ribera de Cabanes, han dado un paso que facilitará la cría en cautividad de lubinas, y también la de otros peces, como la dorada, la merluza, el salmón... e incluso el atún. Jaume Pérez, Ariadna Sitjà y Josep Calduch han descubierto cómo el intestino de la lubina europea ejerce varias funciones más además de la elemental: digerir el alimento.

En un estudio que acaban de publicar en la revista Frontiers in Physiology, estos científicos detallan, tras una secuenciación de genes del intestino de este pez teleósteo, que este órgano sirve a la lubina europea para regular el agua y el equilibrio de los electrolitos, además de almacenar mecanismos de defensa de su sistema inmunológico que ha adquirido a lo largo de miles de años de evolución.

Asimismo, el estudio ha logrado determinar diferentes estrategias de alimentación, lo que servirá para aplicarlo después a nuevas técnicas de cultivo de la lubina, uno de los pescados más apreciados y cuya cría en las piscifactorías tiene cada día mayor repercusión económica, al igual que la dorada, a la que también se podrá aplicar los resultados del estudio.

Esto se podría llevar a cabo a través de la obtención de piensos más adecuados, aunque este trabajo puede que no se lleve ya a cabo en Torre de la Sal, el único instituto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) dedicado íntegramente al estudio de la acuicultura marina y ubicado en Castellón. Actualmente, 50 profesionales trabajan en las instalaciones de la Ribera de Cabanes, de los cuales 12 son investigadores. Sus estudios buscan mejorar la cría en cautividad sin olvidar la sostenibilidad. H