Es una fabulosa alternativa vacacional. Tenemos sol y playa y también un interior montañoso con unas inmensas posibilidades y unas realidades muy aprovechables con múltiples hoteles y casas rurales con encanto, que últimamente se multiplican en número y calidad. Hay numerosos municipios ricos en monumentos y naturaleza. El Maestrazgo y Morella son la referencia imprescindible, joya medieval donde destaca la gótica arciprestal de Santa María y el castillo, en espera eterna al prometido parador de turismo. Sant Mateu y su plaza mayor. Culla y su sorprendente Aldea Roqueta. Catí, joya medieval. Zorita y el misterioso santuario de la Balma. Castellfort y el ermitorio de Sant Pere. Vilafranca y su piedra en seco. Traiguera y el Santuario de la Font de la Salut. Albocàsser y la ermita de Sant Pau. Benassal y su balneario. Vilafamés y su museo de arte contemporáneo. Montanejos y el río Mijares. Las grutas de San José en la Vall d’Uixó. Segorbe y su catedral. Y tantos más que aquí ya no caben. El arte rupestre patrimonio de la humanidad con más de 100 abrigos y el museo de la Valltorta en Tírig. En naturaleza se sale, con números parques naturales como el de la Tinença de Benifassà, con su Cartuja de Santa María. El de Penyagolosa, el pico más alto de la Comunitat Valenciana con 1813 metros, y su santuario de Sant Joan. El Desierto de las Palmas. La Sierra de Espadán o la Sierra Calderona.

Restaurantes de calidad a buen precio y gastronomía para chuparse los dedos: trufas, almendras, quesos, carnes, embutidos, aceites, vinos, etc. Y todo aderezado por la amabilidad y simpatía de sus gentes.

*Notario