Finalmente, Castellón también tuvo su superluna. Tras una mañana en la que los chubascos fueron los protagonistas, las nubes fueron desapareciendo y, a la hora de la salida de la Luna, las condiciones para su observación fueron muy buenas en casi toda la provincia.

Con ello, expertos y curiosos aprovecharon para buscar entornos sin edificios y disfrutar de un fenómeno astronómico que no tenía la magnitud de ayer desde enero del año 1948. En Castellón, pese a que no había ninguna convocatoria, hubo ciudadanos que se acercaron espontáneamente a la costa o a zonas elevadas como el Desert de les Palmes para verla y fotografiarla en una jornada en la que su tamaño era aproximadamente un 5% más grande del habitual, y también algo más brillante.

El astrónomo Germán Peris explicó a Mediterráneo que «la superluna se da cuando la Luna llena coincide con el momento de máxima aproximación de este astro a la órbita de la Tierra, momento que se conoce como perigeo».

En concreto, ayer a ambos cuerpos celestes les separaba una distancia de alrededor de 362.000 kilómetros. «El movimiento de la Luna alrededor de nuestro planeta, a diferencia de lo que comunmente se cree, no es circular sino elíptico, lo que explica que en el momento en el que la distancia entre ambos es mayor alcance los 405.400 kilómetros», afirmó Peris, quien optó por contemplar el fenómeno desde la Pobla Tornesa.

CONCEPTO FOLCLÓRICO // El citado astrónomo apuntó que el concepto de superluna es «relativamente moderno» y que no tiene más de 40 ó 50 años. Y añadió que «como muchas de estas nociones, tiene sus orígenes en el folclore norteamericano, pero con internet, las redes sociales y el poder de los medios de comunicación se ha convertido en un asunto de alcance global». «Tradicionalmente, se ha relacionado los momentos en los que el astro lunar estaba más cercano a la Tierra con malos augurios y catástrofes, como terremotos. No obstante, hoy en día está perfectamente demostrado que ambos fenómenos no tienen nada que ver», sentenció Peris.

Para este astrónomo, elementos naturales como el de ayer tienen que ser aprovechados para hacer pedagogía entre la ciudadanía, y para «incrementar su conocimiento sobre el funcionamiento del entorno, que en muchas ocasiones aún está basado en antiguas creencias poco científicas», concreta.

Si alguien no tuvo tiempo, o la rutina le impidió ver la superluna, el próximo 14 de diciembre tendrá ocasión de ver otra, aunque no será tan espectacular como la de ayer porque estará unos miles de kilómetros más lejos de la Tierra. Y es que para ver de tan cerca de nuevo al astro que preside la noche habrá que esperar hasta el año 2034. H

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