El arquitecto castellonense Ignacio Forcadell compagina su trabajo profesional en la capital de la Plana con su profunda pasión por Egipto. Desde hace años participa en el proyecto Djehuty, impulsado por un equipo de arqueólogos españoles que está consiguiendo «espectaculares» hallazgos. El último, conocido estos días, es un jardín funerario de hace 4.000 años hallado en la colina de Dra Abu el-Naga, en Luxor, que conserva multitud de semillas «en perfecto estado», que, a la espera de un análisis definitivo, podrían ser de cilantro, berenjena, cebolla o melón.

Este descubrimiento, además de confirmar las costumbres funerarias en el antiguo Egipto, abre una pequeña ventana a la botánica y medio ambiente de la antigua Tebas. Por las representaciones en las paredes de las tumbas, los investigadores sabían de la existencia de este tipo de jardines, pero nunca antes se había encontrado uno físicamente. La relevancia se debe a que, por primera vez, la arqueología confirma lo que se deducía por la iconografía. La campaña se realizó entre enero y febrero, y se ha dado a conocer ahora. Forcadell se encarga de las labores de consolidación de los yacimientos «para que los arqueólogos trabajen con seguridad».

El hallazgo consiste en un pequeño jardín o huerto, que estuvo elevado medio metro del suelo y dividido en cuadrados, en los que se mantienen las semillas «intactas» que se plantaron en su día, explica José Manuel Galán, investigador del CSIC y director del programa. Fue localizado en el patio abierto a la entrada de una tumba tallada en una roca, muy probablemente de la dinastía XII (2000 a. C), Reino Medio. Por sus dimensiones, tres metros, los investigadores creen que perteneció a un individuo de muy alto rango.

Factores clave

El proyecto Djehuty del que forma parte Forcadell lleva 16 campañas, aunque los problemas de financiación ponen en riesgo su continuidad, a pesar de sus importantes hallazgos. Dos factores han sido clave para recuperar y poner en valor el esplendor de monumentos funerarios y enterramientos en la antigua ciudad de Tebas, hoy Luxor. «Tuvimos la suerte de que Galán logró la concesión de estos terrenos. Además, la forma de excavar es poco habitual, pues se trabaja también en los exteriores de las tumbas», explicó.

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