Que son todos, aunque a algunos no les guste, porque una cosa lleva a la otra desde siempre. Y nunca jamás ha existido un reino, estado, país, nación o lo que sea que fuera independiente y se llamara Cataluña, a pesar de las manipulaciones históricas/ histéricas de los sediciosos. Los hay que no quieren ser españoles. Vale, están en su derecho, pero como todos en una sociedad civilizada, dentro de los límites legales. No lo están si se quieren imponer saltándose la ley, atribuyéndose todos los derechos y marginando con actitudes xenófobas y racistas a todos los que no piensen como ellos.

Otros si quieren serlo, la mayoría han permanecido callados porque no quieren problemas ni el Estado les protege. Pero tras la chapuza de golpe de Estado han reaccionado. Las manifestaciones del 8 y del 29 de octubre han supuesto un punto de inflexión. Mostrar la bandera española y decir lo que se piensa ya es una realidad en las calles catalanas a pesar de los insultos y provocaciones y de la violencia psicológica del contexto social. Ambos sectores han convivido pacíficamente hasta hace unos años en que todo se ha desmandado y los secesionistas se han ido imponiendo en una carrera irracional que lleva al precipicio a ellos y a todos. Se ha producido una fractura social, un desgarro, entre familias, centros de trabajo, grupos de amigos, asociaciones, etc., que siempre habían funcionado cordialmente y que hoy se han roto por la intransigencia de unos sectarios que en la actualidad son el 41,1% de la población. A todos los demás mi más ferviente apoyo y que sepan que no están solos.

*Notario