Captar vocaciones científicas, sobre todo entre las niñas, es uno de los objetivos principales de la FirUJICiència, el gran escaparate que la Universitat Jaume I monta cada año -esta es la cuarta edición—para mostrar que «la ciencia en divertida», que «no todos son números y fórmulas», y que las carreras de esta área son «altamente experienciales», cara a fichar alumnado a corto, medio y largo plazo, sobre todo después de cuatro años de caída progresiva, pasando de los 2.963 alumnos en el 2014, a los 2.737 de este curso. Y en el Mes de la Mujer, además, con muchas iniciativas orientadas a romper la brecha de género en una facultad en la que, por tradición, hay mayoría masculina, pero a la que cada vez se suman más féminas.

Ayer, hasta 2.200 alumnos de toda la provincia se dieron cita en el pabellón del campus de Riu Sec, donde 72 talleres mostraban desde aerodeslizadores a robots que bailan, agua que no cae, magia a través de la química; o cómo fabricar fuegos artificiales, cómo hace boom un volcán o te dicen --siempre con base científica-- si estás enamorado

«No hay ciencia para chicas o chicos, pero sí hay cada vez más féminas que optan por una carrera de esta área», señalan desde la organización, en una mañana en la que la curiosidad fue máxima y en la que los niños, desde los primeros cursos de Primaria hasta Bachillerato, estuvieron «muy ocupados, de estand en estand y participando al máximo». Y para muestra, un botón. Fueron muchas las jóvenes en el otro lado de la barrera, exponiendo sus experimentos, o explicando, por ejemplo, cómo hacer desaparecer una moneda en un vaso de agua desde la óptica elemental; o cómo generar energía solar.

Desde los diferentes departamentos de los grados de la Escola de Tecnologia o los de Salud o Magisterio, principalmente, y también de institutos como el Politècnic, Penyagolosa, Vicent Castell o Ribalta de Castellón; el Broch i Llop de Vila-real, Pío XII de Onda o Torre del Rei de Orpesa, además de colegios como el Sant Miquel de Vilafamés, el Torrenova de Betxí o el Ramiro Izquierdo de la capital.

Es un toma y daca de experiencias ilusionadoras con mucho feed back en proyectos de innovación que tienen a la ciencia y a los estudiantes como verdaderos protagonistas, de la mano del profesorado voluntario de la UJI y el Cefire de Castellón. «Es importante que los niños sepan que la ciencia es divertida, que se puede hacer ciencia de lo más cotidiano y que eso de ser de letras o de ciencias ya no está a la orden del día, todo está interrelacionado», apostillan.