Además de dar los primeros pasos para desestacionalizar el sector turístico provincial, el aeropuerto de Castellón ha logrado impulsar otra actividad en su entorno: la caza. Los dos municipios en los que se asienta, Benlloch y Vilanova d’Alcolea, están entre la decena que una orden de la Conselleria de Agricultura certificó que sufrían una superpoblación de conejos en el territorio castellonense. Es más, la Sociedad de Cazadores de esta última localidad tiene autorización para cazar este mamífero fuera de temporada (que acabó el 6 de enero) y “sin límite” de piezas, apunta el secretario de este club de caza, Enrique Ferrer.

Aunque la plaga no tiene el origen en la instalación, lo cierto es que ha agravado el problema. Y es que los conejos --e incluso las perdices, de las que no hay “ni una fuera; y dentro del aeropuerto está lleno”, señala Ferrer-- se refugian en las instalaciones aeroportuarias, donde tienen más fácil criar. Y esta superpoblación está provocando daños a los agricultores locales. Hasta el punto de que, tras recibir sus quejas, los gestores del coto de Vilanova d’Alcolea solicitaron diferentes medidas para cazar fuera de temporada.

Para este año tienen la autorización para cazar tres días a la semana durante todo el año en dos polígonos de la alrededor de una docena con que cuenta la localidad. Estos no son los más cercanos al aeropuerto, sino que son los que albergan cultivos más sensibles (el aeropuerto está rodeado de matorral y de almendros en su mayoría y este lagomorfo prefiere los brotes de cereal u hortalizas a los cultivos leñosos). Además, la Conselleria limita a dos los polígonos en que autoriza la caza fuera de temporada y aquellos son los que más quejas de los agricultores reciben.

Asimismo, Ferrer destaca que, aun en el caso de que pudieran cazar alrededor del aeropuerto, no serviría de mucho, “porque a la semana los conejos se refugian tras la valla” y ya no les pueden “disparar”. Eso sí, reconoce que es “bestial” la superpoblación en el interior del aeródromo.

desde siempre // Lo cierto es que los problemas con los conejos han acompañado al aeropuerto de Castellón desde el principio. Junto a los controles que la promotora del recinto, Aerocas, llevó a cabo desde el inicio de las obras, cuando ultimaba las instalaciones y se disponía a ubicar el cableado eléctrico y de comunicaciones tuvo que adjudicar el control de fauna que permitiese que estos mamíferos no dañasen las infraestructuras más sensibles, además de no construir madrigueras en zonas peligrosas. Incluso se llevaron a cabo batidas puntuales con las que controlar la población de este mamífero, recuerda Ferrer.

Ahora el problema está en el exterior de las instalaciones. Y es tal que, aunque su objetivo es “controlar la población de conejo, no exterminarla”, la sociedad local de cazadores baraja organizar “el campeonato autonómico o de España” de caza de este mamífero, concluye Ferrer. H