Después de toda esta lucha que se ha producido en los últimos años, en la que catalanistas y catalanófobos nos han metido. Tiempos en los que no se han separado territorios, pero sí que se han separado amigos, familiares y compañeros. Después de una independencia exprés de ocho segundos. Después de todo eso, aun saldremos ganando los valencianos del norte.

Dicen que las oficinas bancarias de Vinaròs se están poniendo las botas con la apertura de cuentas de catalanes que están trasladando sus ahorros. Hemos «recuperado» la CAM y el Banco de Valencia, lo que pasa es que se llaman Banco Sabadell y CaixaBank. Turismo de cruceros que cambian su destino de la saturada Barcelona a la necesitada Valencia.

Y lo mejor está por venir. ¿Recuerdan que en nuestro Estatut d’Autonomia tenemos una cláusula que se llama la «Cláusula Camps»? Pues bien, gracias a esta cláusula, todo lo que gane Cataluña en las negociaciones con el Estado (que no lo duden que las habrán) los valencianos podremos exigir que a nosotros también nos lo den.

Imaginen que los catalanes consiguen que les den un sistema de financiación igual al concierto vasco y el navarro. Pues yo también lo querré para mí. O que les permitan un referéndum o que se consideren nación. Pues los valencianos también podremos ser una nación. Una nación valenciana, dentro de una nación española y dentro de la nación europea.

Solo he echado en falta en los balcones banderas de Europa, la única nación y patria que nos salvará en este mundo globalizado. Una lástima.

*Abogado. Urbanista