La gastronomía está de moda, restaurantes vanguardistas, tecnococina, publicaciones, etc, etc. El sector se ha expandido muchísimo y eso está muy bien. Amplía la cultura y la sofisticación a la hora de comer. Y tenemos la suerte de estar en España, el campeón mundial del sector en la actualidad. Lo que hace que millones de turistas nos visiten por nuestros manjares. Algunos de los mejores profesionales del sector tienen sus templos culinarios en nuestras tierras y además tenemos una materia prima, una dieta mediterránea y de proximidad y unos platos tradicionales insuperables.

DE PEQUEÑOS, muchos de ellos no nos gustaban y ahora nos encantan. Hay elaboraciones sencillas y de siempre, buenísimas y entre ellas es difícil señalar cuál preferimos. Planteárselo es un buen ejercicio que te hace salivar. Mi escalafón: el jamón de Jabugo, la paella valenciana --el más internacional de nuestros platos-- y gambas a la plancha no muy hechas. Pero hay otros muchos: tortilla de patatas, lentejas, anchoas, queso manchego, chorizo, gazpacho, caldereta, salmorejo, cocido, pochas o todo tipo de pescados al horno. La ingesta de cualquiera de ellos te da felicidad. En sentido contrario, tenemos los platos favoritos de, por ejemplo, los pobres estadounidenses: pizza de pepperoni, hot dog, cheeseburger (hamburguesa con cheddar), buffalo wings (alitas de pollo), mashed potatoes ( puré de patatas) , meat loaf ( rollo de carne), barbacue ribs ( costillas de cerdo con salsa barbacoa), coleslaw ( ensalada de repollo) y patatas fritas. Puaff, sin comentarios...

*Notario