La caducidad de la sangre y los posibles imprevistos que puedan surgir y que desequilibrarían las reservas actuales como, por ejemplo, un accidente o una situación de emergencia extrema, son los dos motivos más importantes que hacen necesaria una continua donación de sangre por parte de los castellonenses en la provincia.

«A pesar de que en la actualidad las reservas están estabilizadas y se afronta el verano con cierto optimismo, no podemos bajar la guardia ante esta situación porque se opera, se realizan trasplantes y tratamientos de quimioterapia con muchísima frecuencia y para ello se necesita sangre, por lo que es importantísimo que la gente siga donando», explica el doctor Roberto Roig, jefe del Servicio de Hemodonación del Centro de Transfusiones de Castellón.

Dificultades

La sangre es muy importante para poder salvar vidas y no se puede conseguir por otros caminos que no sea la donación -añade Roig- y, además, la caducidad de los hematíes es de 35 días y la de las plaquetas, 5 días. «De ahí la importancia de que las personas estén concienciadas de llevar a cabo esta donación. «La gente, en general, es solidaria a la hora de donar sangre pero hace falta recordar la importancia de esta», prosigue Roberto Roig, quien recuerda que, una vez más, los grupos sanguíneos más demandados son el 0+, 0-, A+ y A- y que la edad para poder donar oscila entre los 18 y los 65 años. En la provincia de Castellón, se realizan alrededor de 20.000 donaciones al año dirigidas a cubrir las necesidades de los hospitales castellonenses.

En este sentido, el Centro de Transfusión de la capital de la Plana ha establecido un calendario en la provincia durante el verano para que las personas que lo estimen oportuno puedan contribuir a esta necesidad -ver cuadro adjunto a la información con las localidades, las fechas y las horas-. Por lo que respecta a la donación de médula, el jefe del Servicio de Hemodonación, destaca también la «importancia de esta acción porque siempre hace falta, en cualquier momento».

Roig recuerda que este año se establece un máximo de edad para poder donar médula, que se sitúa en los 40 años -el mínimo son 18, la mayoría de edad- porque con la médula donada por personas menores, se obtienen mejores resultados clínicos en los pacientes que se trasplantan.