Se han pospuesto las Fallas y las fiestas de la Magdalena 2020. El corazón se nos ha roto. Pero no hay más remedio que aceptarlo. Seamos prudentes, sensatos y usemos la cabeza para algo más que para llevar sombrero. Si nos hemos de recluir en casa, lo haremos. Si no hemos de acudir a grandes eventos, no acudiremos. Si hemos de tomar precauciones, las tomaremos. El pueblo es sabio. Ya saben, queridos lectores, que la masa es estúpida, pero el pueblo es sabio y soberano.

Dicho esto, no deja de llamarme la atención cómo los mismos tipos que esputaron bilis a los cuatro vientos cuando sufrimos las crisis del ébola, recuerden, un fallecido y una infectada en todo el territorio nacional, ahora afirman sin el menor pudor que la gestión gubernamental del covid-19 está siendo de lo más profesional. Ni entonces eran todos tan malos ni ahora tan buenos. Ni al revés. Estas cosas pasan, y gestionarlas no es fácil.

Las redes sociales están llenas de comentarios alarmistas, de quejas, de insultos, de voces altisonantes y de mala leche. Sobre todo de mala leche. Por eso quiero recomendarles que hagan caso a los profesionales sanitarios, que tengan paciencia y que se aíslen del mundanal ruido. Cuando pase todo, cuando la alerta cese, ya exigiremos responsabilidades a quienes debamos. Tanto económicas como de la índole que sea.

*Escritor