La semana pasada volví a echar mano de uno de los Episodios Nacionales de Pérez Galdós que, según me comentan algunos amigos de ideas un tanto peregrinas, por no decir rocambolescas, más tiene que ver con el escenario político que vivimos en estos momentos. La comparación la verdad es que se me antoja un tanto hiperbólica, por más que no dejo de reconocer que la situación actual no es de mi agrado. Me releí el capítulo de la Primera República y en él me encontré con una frase que, como me sucede en muchas ocasiones, llamó mi atención. El párrafo era: «sin otro objeto que justificar, con una prudente tardanza, el plan concebido para dar el pego a Chilivistra…» y la expresión obviamente «dar el pego», que hoy, como ayer y como siempre, se utiliza en el sentido de engañar, hacerse pasar por quien no se es, o pretender dar como auténtico algo que es más falso que un billete de tres euros.

Su origen hay que buscarlo en el juego de cartas en el que el fullero se ponía cera en las uñas (el pego, o la pega) para colocarla, con habilidad, sobre un naipe a fin de que se adhiriera al que tuviera encima o debajo, según a él le acomodara. Sin duda, hacía falta una mañosa pericia de escamoteo para llevar a cabo el falaz tejemaneje, pero la prueba de que daba buen resultado es que se utilizó con frecuencia, al extremo de generar una frase hecha muy recurrente. En fin, ¡ojalá que «no se nos dé el pego» con la política de la actualidad!

*Cronista oficial de Castelló