Acaba la Navidad, la época más especial del año. Para la mayoría, tiempo de felicidad, aunque en algunos casos es de tristeza en virtud de las circunstancias de cada cual. Pero no deberíamos olvidar el origen y los motivos de la Navidad, que hoy sufren constantes intentos de desvirtuación por la corriente de lo políticamente correcto, que resulta ser muy combativa contra el cristianismo, la religión de la mayoría de los habitantes de España, y muy permisiva con cualquier otra.

Así, suelen felicitar con la expresión felices fiestas como si fueran las fiestas del pueblo o algún cumpleaños. Solo consideran la diversión, las vacaciones que tendrán y los posibles excesos que cometerán. Sus buenos deseos son solo un trámite, una costumbre social y no algo sincero que sale del corazón.

Lo que se celebra en Navidad, del latín nativitas (nacimiento), es el de Jesús. Es un periodo que se inicia la noche del 24 de diciembre y acaba el 6 de enero con la adoración de los Reyes Magos. Se discute la exactitud de fechas y hechos. Pero nuestra tradición y creencia popular es esa. Con independencia de ser religioso o no y pese a quien pese, es lo que hay.

Bienvenida sea si sirve para aumentar nuestros mejores sentimientos con arreglo a nuestros valores y principios, los de siempre, los que nos transmitieron nuestros padres, el amor por los seres queridos, la solidaridad, los deseos de paz, en definitiva todo aquello que nos convierte en mejores personas.

Por eso, mejor que desear felices fiestas por cumplir, es desear Feliz Navidad con autenticidad y celebrarlo.

*Notario