La religiosidad popular, muchas veces denostada, sigue en pie y de plena actualidad en las comarcas castellonenses. Els Pelegríns de les Useres y la Processó de Culla acaban de ser reconocidos como Bien de Interés Cultural inmaterial. Por otra parte, se ha aprobado recientemente por unanimidad de Les Corts la incoación del expediente para declarar BIC la Romería de la Magdalena.

Abril y mayo son los dos meses en que se produce un número importante de manifestaciones de este tipo: romerías, peregrinaciones y rogativas. Sin menoscabo de las demás, estas tres modalidades acaparan la mayor atención provincial. Son manifestaciones que pretenden responder a los grandes interrogantes y preocupaciones del ser humano respecto a la vida, la historia o la trascendencia. Para ello, las peregrinaciones y las rogativas, especialmente, recurren a la fórmula del “do ut des”: dar para recibir una gracia, una petición de lluvia, la paz o la salud, mediante el sacrificio de carácter penitencial estrechamente familiarizado con el dolor. Caminar descalzos, flagelarse, llorar, ascender por las cumbres como una “subida a la Jerusalén celeste”, orar en silencio y respeto, siempre con el referente de un lugar sagrado o sacralizado como los santuarios o ermitas.

Nuestras comarcas ofrecen una rica y variada muestra de estas manifestaciones religiosas entroncadas estrechamente con la sencillez del pueblo. H