El paso del tiempo y la tecnificación que impulsa el progreso a modo de espiral ascendente acelerada, hace que aparezcan en el vocabulario términos muy nuevos, «technological tools», y caigan en desuso otros que hacen referencia a una cultura de las labores tradicionales, que encarnaban una producción preindustrial. Precisamente a estos últimos quiero dedicar esta columna y muy en particular por lo que hace al ser histórico de Castelló, que fue una localidad agraria desde los íberos hasta que hace medio siglo empezó a imponerse el mecanicismo.

Hay términos en el habla, singularmente en valenciano, (porque no hay que olvidar que era la lengua agraria por excelencia) que han periclitado por completo y que hoy ni los que hacen uso habitual de la lengua vernácula conocen. Por ejemplo «fer botges, aferrassar, xarcullar, aixaliar, blegar, fer en jorn….» y un larguísimo etc. Del mismo modo se han perdido las nomenclaturas de los aparejos de labranza y no solo las herramientas, sino los aparejos del carro y las acciones de labores campesinas. A todo ello podríamos añadir las de las actividades marineras, ganaderas y aún domésticas... y bla, bla, bla, bla.

Al respecto, uno estima que sería muy positiva la confección de un diccionario con esta terminología que nos devolvería un referente de lo más representativo de nuestro ser histórico. Ahí queda la idea.

*Cronista oficial de Castelló