Mantener el patrimonio histórico de Castellón es una obligación como parte de nuestra cultura y como oportunidad de futuro». Así lo resaltó el presidente de la Diputación Provincial, Javier Moliner, durante la firma de renovación del convenio de colaboración con los obispados de Segorbe-Castellón y de Tortosa. Un acuerdo destinado a restaurar patrimonio eclesiástico, con la finalidad de recuperar obras y material deteriorado. Fruto de esa colaboración es la cuarta exposición de arte sacro La llum de la memòria, que permanecerá hasta julio en la capital de La Plana, después de recibir miles de visitas en Villahermosa del Río, Benassal-Castellfort y Caudiel-Jérica. Otro proyecto de calado a acometer será recuperar el conjunto arquitectónico del ermitorio de Sant Joan de Penyagolosa.

Dotación de 120.000 euros

El nuevo acuerdo de puesta en valor de patrimonio contará con una aportación de 120.000 euros, 60.000 para cada obispado. «La apuesta de la Diputación desde hace años ha servido para que una buena parte del principal patrimonio histórico que conserva esta tierra y que está vinculado a nuestra historia religiosa, a nuestra historia cristiana, a toda la evolución que la fe ha ido sembrando a lo largo de todo el territorio, esté en un buen estado», resaltó.

«Podemos sentirnos profundamente orgullosos de ver una buena parte de esas obras en un estado de conservación óptimo, ocupando el espacio de culto que les corresponde y que además el conjunto de la ciudadanía pueda verlas, disfrutarlas y admirarlas», dijo.

Por su parte, el obispo de la diócesis de Tortosa, Enrique Benavent. resaltó que «este cuarto convenio con la Diputación ayuda a conservar un patrimonio que está al servicio de los pueblos, que es un patrimonio sobre todo estimado por la gente de los pueblos». Benavent indicó que «es una obligación de las instituciones públicas y los obispados estimar aquello que los pueblos estiman». «La sensibilidad de la Diputación hacia el patrimonio religioso en estos últimos años ha permitido conservar muchas piezas de gran valor, y restaurarlas, siendo de pueblos muy pequeños, para los cuales es un orgullo ser los depositarios», destacó.

Cultura como seña de identidad

Un mensaje con el que coincidió el obispo de Segorbe-Castellón, Casimiro López, quien quiso «agradecer públicamente la sensibilidad de la Diputación en los años que llevo de obispo, para colaborar en recuperar el patrimonio religioso, que es un patrimonio de nuestros pueblos». Además, significó que «aún hay mucho que recuperar. Y recuperar nuestro pasado es saber de dónde venimos, las raíces de nuestros pueblos, la autoestima de los mismos».

Para López, conservar este patrimonio contribuye a fijar la población en el mundo rural y al turismo, «a frenar la despoblación. Es un granito de arena, porque a veces el único patrimonio que hay en el pueblo es el eclesiástico, y eso es una seña de identidad».

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