Por fin ayer Donosti dijo «kaixo» (hola en euskera) a su nueva vida. La playa de la Concha de Orpesa fue testigo del regreso al mar de este ejemplar juvenil de Caretta caretta o tortuga boba, que acababa su complejo proceso de recuperación emprendido hace cuatro años, cuando fue arrastrada por una red de pesca en Bermeo (Vizcaya). En el mismo participaron especialistas de los centros de Fauna Silvestre de Gorliz, Aquarium Donostia/San Sebastián y el Oceanogràfic de València.

El momento se vivió en medio de gran expectación. «Hemos escogido este lugar para hacer un guiño a la costa de San Sebastián, donde ha permanecido hasta su recuperación, y porque las aguas del Mediterráneo son más cálidas y tranquilas. De esta forma, es seguro que podrá sobrevivir sin ningún problema», remarcaron desde el Oceanogràfic.

A la cita asistieron el alcalde del municipio, Rafael Albert; varios miembros de la corporación; Celia Calabuig, presidenta del Oceanogràfic; y Esther Irigaray, la directora del acuario de San Sebastián; además de los escolares de los colegios la Mediterrània y Dean Martí, que lo pudieron presenciar en primera persona.

De hecho, la historia de Donosti es un ejemplo de las amenazas a la que está sometida esta especie y los esfuerzos que se llevan a cabo para su conservación. Fue recogida por el Servicio de Guardacostas en Bermeo el 29 de abril del 2014 debido a que estaba herida.

Al ejemplar tuvieron que amputarle la aleta delantera izquierda. Finalmente, tras alcanzar los 17 kilos, estaba preparado para regresar al mar.

«Este acto no es solo una lección para los pequeños, sino también para los mayores, porque tenemos que cuidar de nuestro entorno», indicó Albert.

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