Se va. Dice adiós a los concursos de recortadores. Este grande del quiebro, todo un torero a cuerpo limpio, uno de los mejores que ha dado esta tierra, asegura que jamás volverá a pisar un ruedo para participar en un concurso de recorte libre. Así de rotundo y tajante se ha mostrado José Manuel González El Poca, en una decisión tan sincera como sorprendente e inesperada. Un adiós con mensaje.

«Las injusticias que considero que se vienen dando últimamente en este tipo de espectáculos», asegura que es lo que le ha llevado a poner punto y final a una trayectoria tan triunfal como efímera. Su nombre ha sonado con fuerza en plazas de tanta categoría como Castellón --varias veces campeón--, Zaragoza, Bilbao o València. Precisamente, los hechos ocurridos esta pasada Feria de Fallas fueron el desencadenante del desenlace tan nefasto para este espectáculo.

Esta ha sido su manera de reivindicar la injusticia de arrebatarle de manera descarada un concurso que mereció ganar con creces. Frustrado, desengañado del sistema, sin dar su brazo a torcer frente a los intereses que ningunean la pureza y la verdad de un espectáculo tan auténtico donde está en juego la vida de personas. «Mi forma de entender esta actividad dista mucho de la de los jurados que valoran y puntúan las suertes en este tipo de concursos», afirma el recortador de Vall d’Uixó quien, con una cornada en la pierna, decidió quedarse en el ruedo para demostrar que es el número 1. Ni este gesto, ni su ceñida manera de quebrar aquel toro de la final, fueron suficientes para convencer a un jurado que se olvidó de unos valores perdidos así como de una forma pura y auténtica de recortar. Porque El Poca, no hace otra cosa que llevar a su máxima expresión aquella frase del recordado Ángel Peralta en la que asegura que torear es engañar al toro sin mentir. No hay mejor definición para la tauromaquia de Poca.

Hoy reaparece en Teruel --17.30 horas-- de la cornada sufrida en València en una exhibición de quiebros, modalidad que sí seguirá practicando fuera del circuito de la competición. Su último concurso de recortes será precisamente en esta misma plaza, Teruel, el próximo 10 de mayo, en un festejo que tendrá carácter benéfico.

Poca ha sido fiel a sus ideales. Auténtico y sincero dentro y fuera de la plaza, siempre con la verdad por delante, tal y como cita al toro, mirándole de frente y a los ojos, ofreciendo su vida, ciñéndose con la muerte. Valga su valiente decisión de ejemplo, que a más de uno hará recapacitar. Una denuncia necesaria con hechos y sin palabras, como es él, de una competición que urge un consenso.

Poca quiere ser dueño de su destino, porque de su miedo y su cartera, no manda nadie más que él. A los aficionados nos queda el consuelo de verle por las calles, allí donde no existen intereses ni obligaciones, donde solo hay un jurado, el aficionado, que dicta quién es el mejor. Y Poca lo es.

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