Los secretos del mundo de las abejas son ya más fáciles de descubrir gracias a Apivillores. Un proyecto creado por Xema Moles y Mònica Segura, una joven pareja de la comarca de Els Ports, que ha emprendido en esta aventura gracias al apoyo del Ayuntamiento de Villores, localidad donde se desarrolla su idea.

El objetivo de la iniciativa es aproximar al público la experiencia de un apicultor. Junto a los dos impulsores, los participantes pueden convertirse por un día en encantadores de abejas. «Pretendemos, también, generar una oferta turística en este pequeño municipio del interior de Castellón y contribuir así a su desarrollo social y económico, además de mantener la biodiversidad natural en su entorno» según indica Moles.

PÚBLICO-PRIVADO // La unión de fuerzas público-privadas, con la colaboración de diversas personas de la localidad y de la zona, ha hecho posible el sueño de la joven pareja. Del mismo modo que fue imprescindible la ayuda del consistorio, también fue importante el asesoramiento que ha recibido de la Fundación Amigos de las Abejas.

Hasta la fecha, han desarrollado actividades piloto y a partir de la primavera del próximo año esperan poder iniciar las visitas organizadas. Ofrecerán citas para personas de todas las edades, ya sean grupos de adultos, de niños o familias, con un mínimo de cinco participantes, y con una edad mínima de 4 años. Los precios y la disponibilidad podrá consultarse a través de las redes sociales en el 2017.

Durante los encuentros, además de conocer de primera mano el universo de la apicultura, observar de cerca los enjambres y las cajas, trabajar con las abejas y descubrir el entorno natural de Villores, también se realizarán visitas guiadas a la localidad y se ofrecerán diferente talleres didácticos. Incluso se plantean la idea de visitar las escuelas de Els Ports para realizar actividades con los alumnos para que conozcan la importancia natural de las abejas.

OBSERVAR A LA ABEJA REINA // Apivillores estará estrechamente ligado a la climatología. Por lo tanto, «según la estación del año en la que se realice la actividad, se podrán ver unos detalles u otros respecto al proceso de la fabricación de la miel. Los más afortunados, incluso, podrán observar a la abeja reina», apunta Moles. Para ello, cada uno de los participantes se pondrá el traje de un apicultor, así como utilizar las herramientas básicas para evitar las picaduras y poder interactuar con los insectos.

«Los que han probado esta experiencia única se han dejado llevar por el sonido de millones de abejas a su alrededor, han disfrutado del olor de la miel, la cera y el propóleo que producen, tocarlas y ver de cerca su mágico mundo», tal y como relata Mònica Segura. H

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