He visitado esta pasada semana la 32ª Fira del Llibre de Castelló en la cual han participado siete librerías castellonenses, cinco expositores (Generalitat Valenciana, Ayuntamiento de Castellón, Diputación de Castellón, Universitat Jaume I y Unaria Ediciones) y un cúmulo de presentaciones y firmas de libros hasta un total de 76, distribuidos en una gran carpa y varias casetas. Aparte, actividades de danza --coordinadas por la Asociación Terpsicore--, cuentacuentos, lecturas, recitales poéticos y mesas redondas.

Un público bastante numeroso deambulaba por las distintas exposiciones, escuchaba las presentaciones y hojeaba (y ojeaba) la variedad de libros que se exhibían. Mi mayor sorpresa --aunque ya no lo era tanto por parcialmente conocida-- ha sido la presencia y participación de escritores castellonenses. Hay una verdadera eclosión de novelistas, historiadores, costumbristas (¿se puede decir así?) y otros. Un colectivo que podría formar un compacto grupo para aprender y discutir. Al menos, sobresale el interés por la escritura aunque con diversas calidades en los autores. Faltaron libros científicos o filosóficos o artísticos, aunque esta es una faceta muy distinta y más escasa.

Es alarmante el bajo índice de lectura de los españoles: una de cada tres personas --dice la encuesta del CIS-- no lee nunca o casi nunca. Por ello cualquier medio que se utilice para obviar el problema es muy elogiable. H