Una expedición de sanitarios castellonenses viaja a Burkina Faso (África Occidental) con un total de 690 kilos de ropa y medicamentos donados en la provincia, para ayudar a los más necesitados.

De la mano de la oenegé de Burriana Amor en Acció, una decena de enfermeros, médicos y asistentes sociales de Castellón (además de otras cinco personas de València y Dénia) se trasladan a uno de los cinco países más pobres del mundo, según el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), empleado por Naciones Unidas; para aportar su granito de arena en la lucha contra la pobreza extrema, las desigualdades, las enfermedades y las graves carencias sanitarias que sufre este país, perteneciente a la franja del Sahel, conocida también como el cinturón del hambre.

Durante 15 días, hasta mediados de junio, permanecen en el barrio de Kossodo de la capital del país, Uagadugú. Desde una clínica local atienden a niños, realizan jornadas de puertas abiertas de atención primaria para familias y dos días por semana se desplazan a los humildes poblados cercanos de Laye y Sadoba, donde sus habitantes viven una situación de «pura miseria», explica la presidenta de la oenegé, Ángeles Almela, quien este año realiza su noveno viaje a la zona. «Esta experiencia te cambia la vida porque te muestra una realidad que en occidente no puedes ni imaginar», relata la burrianense, quien asegura que, tras la expedición, «aprendes a priorizar y dejar de quejarte de vicio y, aunque estés en España, ya siempre piensas en Burkina Faso».

Almela incide en la dureza de las condiciones de vida del país africano, donde «no hay agua ni calles» y la malaria mata a miles de personas. La expedición ha logrado recoger en la provincia una gran cantidad de material de curas, leche para bebés, papillas, medicamentos, así como calzado y ropa.

Vacunas

También han recaudado donativos en efectivo, pues las vacunas para la malaria se compran en el destino, donde por solo 2,80 euros puede salvarse una vida. El proyecto cuenta cada año con nuevos voluntarios, deseosos de poder colaborar con la iniciativa. Es el caso de la enfermera castellonense Irene Solsona, quien afronta su primera estancia en Burkina Faso con «ilusión» y «expectación» por descubrir otra realidad, tan dura como enriquecedora.

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