Progresista es el que tiene ideas y actitudes avanzadas, además de un partido político histórico español del sector más radical del liberalismo. Hoy en día dentro de la demagogia y confusión de términos que nos invade, algunos se han adueñado de este término para dar buena imagen y tener una superioridad moral que todo lo justifique. Pero hay mucha, mucha falsedad.

Da risa que los comunistas causantes de millones de muertes y supresores de la libertad se denominen así. No es progresista apoyar repúblicas bananeras, ni causar crisis económicas o despilfarrar en falsas subvenciones. Ni freír a impuestos a las clases medias. Ni imponer unas ideas como lo políticamente correcto y que todos tengan que comportarse igual. Ni una política irracional de inmigración. Ni un estatalismo abrumador que se basa en prohibiciones. Ni impedir la elección de colegio u hospital. Ni los botellones descontrolados que llenan todo de basura. Ni obligar al uso de la bicicleta, marginando a las personas con discapacidad y colapsando la circulación. Ni abrir heridas de guerras pasadas hace decenas de años, mientras se blanquea a terroristas y asesinos recientes. Ni impedir que nadie exprese sus opiniones cualesquiera que estas sean. Ni, sin haber hecho nada en la vida, criticar falazmente a quien ha triunfado gracias a su esfuerzo. Ni manipular medios de comunicación. Ni ir vestido como un guarro o no ducharse. Esos son intolerantes y reaccionarios hipócritas.

El auténtico progresismo liberal es protector de las libertades públicas y genera riqueza y bienestar.

*Notario